La moneda única europea está en su punto más bajo frente a su principal competidor, el dólar. La crisis energética y la amenaza de recesión en el Viejo Continente hacen reaccionar a los mercados.
El euro se hundió el lunes por debajo del umbral de la paridad con el dólar, un nivel no visto desde el año de su introducción, debido a la crisis energética que amenaza con sumir a Europa en la recesión. El billete verde, por su parte, se benefició de los sucesivos endurecimientos de la Reserva Federal estadounidense (Fed), y el euro perdía un 0,96% hacia las 15.30 GMT, hasta los 0,9941 dólares, el nivel más bajo desde 2002.
La fortaleza del dólar encarece las importaciones, especialmente las de productos básicos como el petróleo, que cotiza en dólares, lo que se suma a una inflación que ya es devastadora para los consumidores y las empresas.
El gigante del gas Gazprom advirtió que las entregas de gas se detendrían por “mantenimiento” del 31 de agosto al 2 de septiembre, reavivando el temor a una escasez en Europa, donde se acusa a Rusia de chantaje energético. Los precios del gas en Europa se han disparado este lunes hasta los 295 euros por megavatio hora (MWh), acercándose a los máximos históricos alcanzados en los primeros días de la invasión rusa de Ucrania. ¿Podrán los europeos pagar la factura? En cualquier caso, el riesgo de recesión pesa sobre su moneda, que está a punto de vivir días difíciles.
La Fed está en mejor posición que el BCE
Esto es tanto más cierto cuanto que la inflación no se debilita, lo que complica aún más la tarea del Banco Central Europeo (BCE), que está obligado a subir sus tipos de interés para evitar que la máquina se paralice. Al otro lado del Atlántico, a pesar de un ligero debilitamiento de la inflación estadounidense en julio, la Reserva Federal de Estados Unidos ha asegurado que seguirá endureciendo su política monetaria. La economía estadounidense está menos afectada que la europea por la guerra de Ucrania, por lo que la Fed tiene más margen de maniobra que los bancos centrales de Europa.
Los inversores esperan con impaciencia la reunión anual de los bancos centrales en Jackson Hole (Estados Unidos), prevista para el viernes 26 de agosto.
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