Su testimonio es una lección de amor propio, fortaleza y prevención.
Culiacán, Sinaloa | Luz Carmina Castro, maestra de preescolar y madre de dos hijas, llevaba una vida como la de muchas mujeres: dedicada a su vocación docente, atenta a su familia y activa en su comunidad.
Sin embargo, todo cambió el día en que se detectó una pequeña bolita en uno de sus senos. Sin sospechar la magnitud de lo que enfrentaría, acudió al médico.
Poco después, recibió un diagnóstico que ninguna mujer espera: cáncer de mama.
“Yo nunca tuve un síntoma, nunca me sentí mal, desgraciadamente es algo que también les comento que tienen que estarse checando, yo no era de estarme checando, entonces fue muy mal de mi parte, él no estar en ese chequeo sobre mis pechos. Me hicieron primero una mastografía, efectivamente me da positivo, me dice la doctora, me hablaron por teléfono y me dice ya están tus resultados ocupamos que vengas y yo dije si algo tengo. Ya preguntando me hacen el siguiente estudio, el doctor me dice efectivamente que da positivo, pero cuando me hacen mi ultrasonido oh sorpresa que había otro, ya tenía dos, pero como era muy grande, me tapaba el más pequeño que estaba en una ramificación, entonces ya de ahí él me da mis resultados y le digo ¿que procede? ¿qué tengo que hacer?. Cuando ya te dan ese diagnóstico, tu mundo se derrumba en ese momento lloré me entró una tristeza, un desespero algo muy triste muy doloroso en ese momento entonces gracias a Dios mi hija estaba afuera, yo decidí entrar sola con el médico, ahí estaba mi hija afuera, y era una angustia”.
Uno de los momentos más difíciles para Luz Carmina fue cuando perdió su cabello. Ver como tuvo que cortarlo fue un golpe emocional profundo.
“El oncólogo me dijo yo te recomiendo que te cortes el cabello, yo lo tenía largo un poco más largo que ahorita me dijo yo te recomiendo que te cortes tu cabello porque con la segunda quimio vas a perder tu cabello, entonces para que no sea muy drástico todo el proceso si te recomendaría y voy con mi estilista. Fue muy duro, estar en el espejo y verme saber que me lo iban a cortar, ella me dio mi espacio me dice cuando estés lista, me da mi espacio y me dice a la hora que estés lista con tranquilidad, mi hija estaba conmigo acompañándome y ahí fue cuando te cae el 20, cuando entiendes ya esa magnitud de lo que viene”.
Su tratamiento inició con quimioterapias para reducir el tumor, seguido por una cirugía de mastectomía. A pesar del impacto físico y emocional, Luz Carmina encontró fuerza en pequeños rituales diarios que la mantenían viva por dentro: ir al mar, salir a caminar, arreglarse, abrazar la naturaleza.
“Lo que yo sentía era en mi estómago, no eran ganas de vomitar, no eran náuseas, yo nunca tuve eso, me empezó a dar como un tipo de malestar muy extraño pero no tenía náuseas, sino que era algo muy extraño, se me pusieron mis uñas negras, como cuando te das un golpe y que se ponen oscuras, así se nos hacen, se empiezan a poner y la de los pies. Yo me relajaba mi familia me llevaba las montañas, me llevaban a la playa, me iba al parque o sea aparte de consentida todo eso me ayudó muchísimo”.
Después de la cirugía de mastectomía, continuó con radioterapia como medida preventiva.
Al retirar uno de sus senos y recuperarse de ello, recibió la mejor noticia: el cáncer había desaparecido de su cuerpo.
“Ahí fue cuando yo tuve mi milagro cuando me dan los resultados, yo ya tenía cero en todo lo que me mandaron analizar, ya no había nada gracias a Dios por un milagro que le pedí a mi virgencita de Guadalupe y gracias a ella aquí estoy”.
Hoy, dos años después, Luz Carmina se considera una mujer renovada. Decidió retirarse en un futuro el otro seno por voluntad propia, como una forma de cuidar su salud y asumir su cuerpo desde el amor propio.
Historias como la de Luz Carmina recuerdan la importancia de la autoexploración, la detección oportuna y el seguimiento médico.
“Me di cuenta lo fuerte que soy, lo amada que soy, que era algo que no podía creer, yo decía que bendecida soy, ahí me di cuenta yo no sabía que podía recibir ese amor tan grande que he recibido hasta la fecha. Aprendí a amarme más, yo estaba primero los demás que yo, entonces ya empecé a ponerme primero yo, a amarme tal como soy y me amo tal como soy”.
Según datos de la Secretaría de Salud, el cáncer de mama es la principal causa de muerte por cáncer en mujeres en México, pero cuando se detecta a tiempo, las probabilidades de superarlo aumentan considerablemente.
La historia de Luz Carmina no solo inspira, también invita a reflexionar sobre la importancia del autocuidado, el acompañamiento emocional y la resiliencia femenina ante la adversidad.