Culiacán, Sin.- En estos tiempos, la cultura y las artes son más necesarias que nunca, como la podrán apreciar en el libro, ya que el trabajo hecho por DIFOCUR-ISIC en estos 50 años ha cambiado la fisonomía de la sociedad; es algo que no podemos negar, como tampoco podemos negar que hemos sido golpeados por la violencia, y este Festival es una respuesta por la vida, la creación y la convivencia en comunidad.
Ello lo expresó el Dr. Juan Salvador Avilés Ochoa al inaugurar el Festival Cultural Sinaloa 2025 en el Museo de Arte de Sinaloa donde se presentó el libro conmemorativo DIFOCUR – ISIC, 50 años, con abundante fotografía y artículos de 20 personajes que han vivido y describen su relación con la institución desde la perspectiva de la nostalgia y en un tono más personal que académico.
“No se trata sólo de un festival: Es nuestra manera de resistir. Es nuestra manera de expresar que el tejido social se puede rehacer a través de la música, el teatro, la palabra, y que las artes son tan esenciales como labrar la tierra, que pueden contribuir a recuperar los espacios públicos, que pueden comunicar que Sinaloa, más que miedo, tiene el talento de sus jóvenes, tiene dignidad, historia y esperanza”, agregó.
Citó algunas frases del mensaje del gobernador Rubén Rocha Moya en el prefacio del volumen presentado como primera actividad, en el que escribe que “en un contexto de emergencia de culturas de la violencia, la labor del ISIC se vuelve fundamental para asegurar un futuro de paz, y las políticas culturales de esta administración han sido dirigidas en ese sentido. Sus resultados los veremos en los años por venir”.
Y reiteró el compromiso del Gobernador para hacer de la cultura un elemento que permita generar mejores condiciones para que nos podamos desarrollar todas y todos en Sinaloa.
Al término del acto formal de apertura, se presentó el libro, que fue comentado por la periodista cultural Azucena Manjarrez, los investigadores Ana Luz Ruelas y Samuel Ojeda Gastélum y el escritor mazatleco Juan José Rodríguez.
Azucena Manjarrez expresó que este libro no solo conmemora sino también interpela, nos pregunta qué sigue, cómo transformamos lo heredado sin traicionarlo. Y deseó que este libro llegue a muchas manos, que se lea en escuelas, en casas, en oficinas, en cafés. Que sea motivo de conversación, de recuerdo, de análisis, de inspiración, porque su valor no está solo en lo que dice sino en todo lo que despierta.
A su vez, Juan José Rodríguez celebró y agradeció este libro que es una serie de crónicas, “con esas pequeñas cosas que no están en el boletín ni en la memoria colectiva, pero ahí quedan, aunque hay mucho más”.
Y se refirió a los muchos incidentes y anécdotas que eran falsas y se volvieron reales, “como la gran leyenda de que una secretaria de DIFOCUR registró una habitación en el hotel para la cantante Carmina Burana. Fue un chiste privado, yo estaba ahí y lo escuché. Pero se ha vuelto un tópico”.
Por su parte, Samuel Ojeda expresó que este es un libro celebratorio, es un libro de remembranzas, pero también es un libro lleno de optimismo, en el que mucha gente ha escrito, aunque no figure en el texto; es un libro que cambió de nombre, pero no de funciones ni de propósitos; es una publicación dirigida a un público ajeno al ámbito estrictamente académico; es una lectura bastante amena de 20 plumas bien intencionadas; los aficionados a la prosa, sin duda, la disfrutarán.
Por último, la investigadora Ana Luz Ruelas señaló que en este texto de colección encontramos trazos de 50 años de historia cultural de Sinaloa narrados con mucha sensibilidad, frescura y sobre todo, maestría por quienes fueron invitados a escribir pasajes y experiencias directas vividas con la institución; el contenido refleja un titánico trabajo de recopilación fotográfica, de edición, maquetación y búsqueda de archivos; son 20 textos de 10 hombres y 10 mujeres que se guían por una prosa anecdótica con fuerte carga personal, y es un libro para disfrutarse.