Culiacán, Sinaloa.- Con el objetivo de prevenir la reincidencia delictiva y fomentar la reintegración social de las personas privadas de la libertad en los centros penitenciarios de Sinaloa, el Centro Estatal de Prevención del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP) y Comunidad de Sinaí I.A.P. llevan a cabo talleres de “Perdón y Reconciliación”.
En dos años de implementación del programa, se han realizado 11 talleres en los centros penitenciarios de Aguaruto, Región del Évora, Goros II y El Castillo, beneficiando a más de 200 hombres y mujeres privadas de la libertad, buscando generar reflexión y crecimiento personal.
El taller “Perdón y Reconciliación” es un proyecto significativo ya que permite trabajar en las heridas emocionales que las personas privadas de la libertad cargan a lo largo de su vida y que los han llevado a cometer acciones fuera de la ley, destacó la Titular del Centro Estatal de Prevención, Thania Karina Parra.
“Lo que ustedes viven aquí (taller), aunque estén privados de la libertad, estamos seguros de que impacta en su familia, en aquellas personas con las que siguen teniendo comunicación, impacta en la forma en la que se relacionan aquí y lo principal y lo más valioso impacta en cada una de sus vidas”, dijo al clausurar la edición del taller en el centro penitenciario Región del Évora en Angostura.
Parra resaltó que esta actividad es un ejemplo del compromiso del Gobierno del Estado y del Gobernador Rubén Rocha Moya de trabajar en la prevención del delito desde diversas áreas y con múltiples enfoques, tanto de atención a las causas como de no repetición.
Por su parte, el Director de la Comunidad de Sinaí I.A.P, Emilio López, agradeció a las autoridades penitenciarias por permitir trabajar conjuntamente con las personas privadas de la libertad, destacando que para cada una de las personas beneficiadas resulta significativo hablar de procesos de paz y perdón, lo que les ayuda a ver su futuro con nuevos ojos.
Este taller tiene una duración de 12 sesiones, tiempo que permite a personal experto en psicología trabajar de manera profunda con las personas privadas de la libertad, abonando así a una cultura de paz que trasciende y creando un efecto multiplicador que fortalece el tejido social.





