Lo que a simple vista se ve, desde la orilla del mar, como un océano tranquilo y silencioso, es en realidad, justamente lo opuesto. Bajo el mar hay una sinfonía de sonidos esenciales para la supervivencia de casi todas las criaturas marinas: para comunicarse, navegar, encontrar pareja o cazar a sus presas.
Los peces payaso, conocidos por el film “Buscando a Nemo”, dejan claro quién es el jefe parloteando con sus mandíbulas, y algunos peces de arrecife de coral escuchan con atención cuando eligen un arrecife, para saber si está lo suficientemente sano como para que puedan cuidar a sus próximas crías.
Pero también hay otros sonidos: los creados por el hombre, que perturban esta sinfonía. Algunas especies marinas están ahora expuestas a niveles de ruido que podrían ensordecerlas.e incluso matarlas. “Es como caminar entre la niebla”, explica a DW Lindy Weilgart, bióloga marina de la organización no gubernamental Ocean Care y de la Universidad de Dalhousie (Canadá).
Weilgart explica que en el mar hoy se escuchan más ruidos que nunca, con efectos catastróficos para la vida marina. Pero eso no tiene por qué ser así, ya que hay muchas formas de reducir el barullo en los océanos.
Barcos más eficientes
Los buques portacontenedores son los principales responsables de la contaminación acústica. El nivel de ruido que puede provocar el colapso de las burbujas en las hélices de los barcos es comparable al de un concierto de rock.
Unas hélices de barco más eficientes no solo podrían hacer el mar más silencioso, sino también ahorrar combustible. “Debido al rápido movimiento de la hélice a través del agua, la presión es extremadamente baja en algunos lugares, por lo que el agua hierve incluso a temperatura ambiente, formando burbujas de vapor que crecen, se encogen y colapsan”, explica Max Schuster, que asesora a las compañías navieras sobre cómo reducir el ruido de sus barcos en la consultora DW-ShipConsult.
El problema recae en que el reequipamiento no es barato, y las compañías navieras rara vez están obligadas a hacerlo. Por ese motivo, el Puerto de Vancouver ha ofrecido incentivos a los operadores de buques, por lo que aquellos barcos que son más silenciosos solo pagan la mitad de las tasas portuarias.