Japón anunció la imposición de nuevas sanciones contra 36 individuos y 52 organizaciones vinculadas a Rusia por la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas debido a la prolongación de la guerra.
Las sanciones incluyen la congelación de activos y la prohibición de exportaciones de empresas japoneses, “en vista de la situación internacional actual sobre Ucrania, y con el fin de contribuir a los esfuerzos internacionales para lograr la paz internacional encaminada a una solución del problema”, según señaló el Ministerio de Exteriores nipón en un comunicado.
El subsecretario del gabinete, Seiji Kihara, sostuvo que “es necesario que la comunidad internacional, incluido el G7, se una y responda a la crisis con una resolución decisiva” para proteger la paz y el orden global.
Este anuncio tiene lugar después de que el Gobierno del primer ministro, Fumio Kishida, haya decidido ejercer más presión sobre Rusia, ya que preside el G7, formado por los países que han liderado las sanciones contra Moscú y las ayudas a Kiev, según informó el periódico ‘The Japan Times’.
En respuesta, Rusia ha dicho que “estas decisiones no suponen nada nuevo”, si bien ha advertido que “es inevitable que tengan consecuencias para las relaciones bilaterales, que ya están en mal estado”, tal y como ha recogido la agencia rusa de noticias Interfax.
“Cada vez nos adaptamos más a vivir bajo estas sanciones y se están incluyendo medidas compensatorias a nivel económico y social”, ha explicado el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, quien ha adelantado que Moscú seguirá “sus propios intereses” a la hora de adoptar medidas recíprocas”.
Por su parte, la Unión Europea (UE) ha aplaudido la decisión de Tokio de incrementar sus sanciones y “fortalecer sus controles a la exportación de tecnologías sensibles”, en el marco de lo que ha descrito como “un esfuerzo global coordinado para garantizar la efectividad de las sanciones contra Rusia”.
“La UE trabaja de cerca con los socios internacionales, incluido Japón, para privar a Rusia de tecnologías sensibles que podrían ser usadas para alimentar la injustificada agresión rusa contra Ucrania o para apoyar el complejo militar-industrial de Rusia”, manifestó en un comunicado la Dirección General de Comercio de la Comisión Europea.