La ven­ta de li­bros elec­tró­ni­cos, un desa­fío para las edi­to­ria­les

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El cie­rre de li­bre­rías por la pan­de­mia trans­for­mó de ma­ne­ra per­ma­nen­te la prác­ti­ca de la lec­tu­ra, aumentando la venta de libros electrónicos que han rescatado el acceso a la lectura de manera inmediata.

“Si he­mos ob­ser­va­do, y como re­pi­to en nues­tro ám­bi­to, que es que hay más de­man­da del li­bro elec­tró­ni­co, so­bre todo du­ran­te la pan­de­mia, esto se in­cre­men­tóc on­si­de­ra­ble­men­te por el con­fi­na­mien­to, les fa­ci­li­tó a las co­mu­ni­da­des el ac­ce­so a la al co­no­ci­mien­to, a la in­for­ma­ción a tra­vés del li­bro elec­tró­ni­co. En­ton­ces sí tu­vi­mos un in­cre­men­to, pero ya ve­nía, ya ve­nía el in­cre­men­to, pero sí se in­ten­si­fi­có du­ran­te la pan­de­mia”, explicó la docente, Elsa Ra­mí­rez.

Las publicaciones digitales incentivaron el fomento a la lectura durante el confinamiento, pero a su vez re­pre­sen­tan un reto para las edi­to­ria­les, quie­nes de­ben adap­tar­se a las he­rra­mien­tas tec­no­ló­gi­cas. 

“Aho­ra las edi­to­ria­les tie­nen un desa­fío por­que tie­nen que te­ner pla­ta­for­mas don­de ellas ga­ran­ti­cen el ac­ce­so cons­tan­te las 24 ho­ras al li­bro, por­que mu­chas ve­ces tam­bién ellos pa­gan a es­tas pla­ta­for­mas y lue­go cam­bian y se rom­pe los víncu­los. En­ton­ces eso crea mu­cho ma­les­tar para la co­mu­ni­dad”, dijo Ramírez.

Además, las herramientas digitales también exigen un dispositivo y conectividad que en un país don­de solo 66.4% de los ho­ga­res cuen­tan con una red de in­ter­net, re­sul­ta aún de di­fí­cil ac­ce­so para la po­bla­ción.

“Que el li­bro elec­tró­ni­co tam­bién fa­ci­li­ta, pues tie­ne un al­can­ce ma­yor, por­que mu­cha co­mu­ni­dad lee en el ce­lu­lar y eso tam­bién ha ge­ne­ra­do cier­to ma­les­tar en la lec­tu­ra. No es lo mis­mo leer en un dis­po­si­ti­vo con una pan­ta­lla ma­yor que en un ce­lu­lar, pero hoy to­da­vía hay per­so­nas y en la pan­de­mia lo vi­mos que no te­nía la po­si­bi­li­dad de ac­ce­der a la co­ne­xión o a otro dis­po­si­ti­vo por­que lo com­par­tían en su casa”, detalló Ramírez.

Las li­mi­tan­tes con las que aún cuen­tan los li­bros di­gi­ta­les le per­mi­ti­rán a las pu­bli­ca­cio­nes fí­si­cas cir­cu­lar por las ma­nos me­xi­ca­nas por mu­cho tiem­po más.

Rescatar el valor de aprendizaje y entretenimiento de los libros será muy importante para hacer frente a la crisis editorial en nuestro país y con ello salvaguardar la riqueza cultural de los cada vez más escasos libros físicos.

“Hay mon­to­nes de per­so­nas ahí, de sa­be­res. No so­la­men­te está la au­to­ra. Está el di­se­ña­dor, la fo­tó­gra­fa, el co­rrec­tor de es­ti­lo, la im­pre­so­ra, el en­cua­der­na­dor. Toda esta ca­de­na pro­du­ce que ese ob­je­to lle­gue a las ma­nos del lec­tor y que ha­ce­mos todo un es­fuer­zo para que esto lle­gue a las ma­nos de otras per­so­nas. Es real­men­te una mues­tra de amor, de afec­to”, concluyó Sel­va Her­nán­dez. 

Imágenes e información de:   https://noticiasncc.com/cartelera/articulos-o-noticias/02/27/la-venta-de-libros-electronicos-un-desafio-para-las-editoriales/

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