El hechizo del amor afecta al cerebro y al cuerpo. Las hormonas tienen un papel protagónico: regulan la actividad cerebral y nos producen ese emocionante cosquilleo en el estómago.
Fase 1: ” ¡Me enamoré!”
El corazón galopa y las mariposas revolotean en el estómago. Tras esos fenómenos están la dopamina y la “hormona del enamoramiento”, la feniletilamina, que provoca la atracción erótica de dos personas. Además, la dopamina hace que seamos más abiertos y receptivos.
Fase 2: “¡Nos besamos!”
Besar no solo es hermoso, sino también saludable. El pulso se acelera y mejora el metabolismo. Quien besa mucho, es menos propenso a la hipertensión y las depresiones.
El intercambio de saliva es positivo para el sistema inmunitario, porque enzimas antimicrobianas previenen las caries y la periodontitis. También sirve para combatir las arrugas, porque al besar se entrenan los 34 músculos faciales simultáneamente.
Fase 3: “Solo junto a ti soy feliz”
Los enamorados tienden a idealizar a ser amado y todos los pensamientos giran en torno a esa persona. Ese estado se relaciona con la actividad neuronal en áreas del cerebro involucradas, por ejemplo, en la motivación, la recompensa, las emociones y la excitación sexual.
Determinadas áreas cerebrales se traslapan con el Sistema de Activación Conductual (Behavioral Activation System). Este provoca que percibamos con más fuerza estímulos positivos, que sintamos más curiosidad y actuemos con mayor seguridad, según indica un estudio australiano publicado recientemente en la revista “Behavioural Sciences”.
Al mismo tiempo, curiosamente, disminuye la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad. Los científicos ofrecen una explicación: los enamorados pierden la mirada racional y centran toda su atención en la pareja. Si esa persona no está cerca, se producen síntomas de abstinencia, como en los drogadictos.
Fase 4: “Tú y yo”
Para la relación de pareja es también relevante la oxitocina. Esta hormona no solo fomenta el vínculo entre madres e hijos, sino también entre los enamorados. Igualmente produce confianza, en el marco de las relaciones sociales. Pero también tiene un aspecto negativo: provoca que las personas marginen a otras.
Fase 5: Testosterona y estrógeno
El sexo solo tiene que ver indirectamente con las clásicas hormonas del amor. En este asunto influyen principalmente las hormonas sexuales, la testosterona y el estrógeno. La actividad sexual también tiene gratos efectos colaterales para la salud, porque ayuda a quemar calorías.
Además, los hombres tienden a ser menos propensos al cáncer de próstata y las sustancias similares a los opiáceos liberadas por el cuerpo pueden incluso actuar como analgésicos.
La magia del amor
Pero, para que el amor perdure, se necesita mucho más. “No se puede ver a las hormonas aisladamente”, subraya Schatz. “Enamorarse depende mucho de la psique. Y también del sistema nervioso.
La magia del amor no es solo un proceso biológico. Las hormonas son solo un componente de esa red en la que caen gustosos los enamorados.