Julian Assange se encuentra recluido en la prisión londinense de máxima seguridad de Belmarsh, una de las cárceles más duras del Reino Unido, desde 2019. A pesar de que el fundador de Wikileaks ya ha cumplido con los 50 meses de prisión a los que le sentenciaron por incumplir las condiciones de prisión anterior, Assange se encuentra allí en una especie de detención previa a la expulsión, bajo condiciones extremadamente duras.
Solo le queda una última oportunidad de apelación contra las anteriores órdenes de extradición judiciales del Tribunal Superior de Londres, firmadas en junio de 2022 por la ministra del Interior, Priti Patel. Se espera que la sentencia se pronuncie el próximo mes de septiembre. A partir de entonces, habrá un plazo de cuatro semanas hasta la salida forzosa a Estados Unidos.
Preocupación por la salud de Assange
La esposa de Assange, Stella, teme lo peor si los jueces no abren el camino para más apelaciones. “La vida de Julian depende de que ganemos contra esta extradición. Julian tiene depresión. Si lo extraditan y lo ponen en aislamiento, como se reserva el derecho de hacer Estados Unidos, se suicidará”, dijo Stella Assange en una entrevista a DW.
La parte australiana de la familia, el padre John Shipton y el hermano Gabriel, están igual de preocupados. “Su salud va en declive”, dijo el hermano a Sky Australia la semana pasada. “Su estado es peligroso y está empeorando. Es realmente desgarrador ver a este tranquilo genio en una prisión de máxima seguridad junto a los criminales más violentos”.
La familia ha hecho un llamamiento al nuevo primer ministro australiano, Anthony Albanese, para que ayude a salvar a Julian Assange. Durante la campaña electoral, Albanese había dicho que “ya basta”, dejando claro que pondría fin a la persecución del fundador de Wikileaks.
Sin embargo, desde que Albanese asumió el cargo, no se ha producido ningún avance, según denuncian ahora su padre y su hermano. Hasta ahora, no han conseguido una cita con el primer ministro para esta causa. En una reciente declaración pública, Albanese señaló que estas negociaciones deben llevarse a cabo de forma diplomática, en silencio, entre bastidores.
Extradición controvertida
Según la abogada y esposa, Stella Assange, el Tribunal Superior tendría que admitir ahora nuevos recursos judiciales contra una decisión anterior del mismo tribunal. Sin embargo, la cuestión principal era la interpretación formal del tratado de extradición entre Gran Bretaña y Estados Unidos.
En primera instancia, una jueza de distrito también tuvo en cuenta el estado de salud del preso y se pronunció en contra de la extradición. Sin embargo, los jueces del Tribunal Superior no consideraron que esta razón fuese decisiva.
A pesar de los esfuerzos de los abogados de Assange, el Tribunal Superior no ha sopesado tampoco otras razones; como la cuestión de la libertad de expresión de Assange y la protección del trabajo periodístico o de los posibles motivos políticos detrás de la solicitud de Estados Unidos.
Representante de una causa mayor
Stella Assange sabe que, en el fondo, esta lucha no sólo tiene que ver con la vida de su marido, sino con la libertad de prensa en Europa: “¿Puede una potencia extranjera invadir Europa y restringir lo que la prensa puede publicar? Imagina que China hiciera lo mismo y persiguiera a un periodista en Alemania por denunciar los crímenes chinos”.
Pero un tratado de extradición como el del Reino Unido con Estados Unidos solo existe entre países amigos que confían en el sistema de justicia democrático del socio. Y donde las razones geopolíticas parecen más fuertes que el futuro de un solo hombre.