La Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó este viernes a Nicaragua por “el hostigamiento” a la Iglesia católica y la persecución de la prensa y las oenegés y exigió al gobierno de Daniel Ortega que libere a los presos políticos.
En una sesión extraordinaria, el Consejo Permanente, el órgano ejecutivo de la organización, adoptó la resolución sobre la situación en Nicaragua por 27 votos a favor de los 34 miembros activos, uno en contra (San Vicente y las Granadinas) y cuatro abstenciones (Bolivia, El Salvador, Honduras y México).
Hubo dos delegaciones ausentes: la de Nicaragua, como era de esperar, y la de Colombia, gobernada desde el domingo por el presidente izquierdista Gustavo Petro.
La OEA condena el “hostigamiento y las restricciones arbitrarias de organizaciones religiosas y de las voces críticas del gobierno y sus acciones”.
El gobierno nicaragüense critica a los sacerdotes desde las protestas opositoras de 2018, por haber dado refugio a los manifestantes heridos o que huían de la represión que se saldó con 355 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Ortega consideró aquellas protestas un fallido golpe de Estado promovido por la oposición con el apoyo de Washington y la complicidad de los obispos.
La presidenta de la CIDH, Julissa Mantilla Falcón, denunció en la sesión “la nueva arremetida contra la Iglesia” y el caso del obispo Rolando Álvarez, retenido en la curia y a quien la vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, acusa de cometer “crímenes de lesa espiritualidad”.
Junto a él se hallan diez religiosos que “han denunciado incomunicación y la imposibilidad de recibir alimentos o medicinas”, agregó.
La prensa también se halla bajo el yugo de la mordaza.
“La escalada represiva contra la prensa independiente ha generado zonas de silencio mediático” y el acceso a las fuentes periodísticas se ha convertido en un calvario “por el temor generalizado de la población a expresarse”, aseguró la presidenta de la CIDH, que en las últimas semanas tuvo constancia del “exilio forzado de periodistas”, incluida toda la redacción del diario La Prensa.
La OEA pide que Nicaragua “cese la persecución y la intimidación de la prensa independiente y garantice el ejercicio del derecho a la libertad de expresión”, al tiempo que condena “el cierre forzado” de casi 1.300 oenegés, según el secretario general de la organización, Luis Almagro.