Las rutinas desorganizadas, la falta de hábitos, la ausencia de disciplina y otros aspectos orillan a las personas a someterse a dietas milagro a fin de reducir o aumentar su peso de manera, supuestamente, sencilla y sin riesgos, sin embargo esto no es cierto.
De acuerdo con la jefa del Servicio de Nutrición Hospitalaria del Hospital Juárez de México (HJM), Elisa Pedraza Rosas, una dieta milagro puede provocar que las personas contraigan enfermedades del corazón, hepáticas, renales, óseas o trastornos alimenticios, como anorexia y bulimia.
Los peligros aumentan, detalló Pedraza, si la dieta se acompaña de vigorexia, es decir, exceso de actividad física sin supervisión de un profesional de la medicina. En su mayoría, dijo, son las mujeres de entre 15 y 19 años, quienes recurren a este tipo de dietas por “moda o estética”.
Al ser una alimentación “restrictiva”, menciona, las personas caen en la idea de que la dieta milagrosa funciona y no prestan atención a los efectos secundarios que eso puede desencadenar.
Uno de ellos, comenta, es el “efecto rebote”, es decir la recuperación de la masa corporal en pocos días, pero con enfermedades, como déficit de micronutrientes, alteraciones psicológicas y gastrointestinales. Por ejemplo, este tipo de alimentación no hace consciente a las personas de los beneficios de disfrutar de la comida y de tener una buena relación con ella.
“Estas dietas no tienen fundamentación científica para que hombres y mujeres las lleven a cabo”, resaltó.
La especialista en nutrición detalló que cada persona debe llevar un plan personalizado y adecuado a sus necesidades, “la o el nutriólogo evalúa factores específicos como edad, género, actividad física, peso, condiciones de salud, estilo de vida y preferencias alimentarias”, por ello, en el contexto del Día Mundial de la Obesidad, celebrado cada 4 de marzo, pidió a las persona no hacer dietas milagrosas.
Información: Once Noticias