Yashovardhan Agrawal es especialista en relaciones con desarrolladores, y trabaja desde su hogar en Prayagraj, en India, donde debe coordinar citas virtuales con multinacionales en tres países distintos. Si bien trabajó de forma presencial en Bangalore, desde la pandemia, su casa es su oficina. Y pese a los problemas, asegura que el cambio lo hizo más productivo. “En casa puedo hacer en dos horas lo que en la oficina me tomaría cuatro”, dice.
Las empresas tienen cómo monitorear la productividad de sus empleados cuando trabajan desde casa, pero les resulta más difícil medir lo que se pierde por la falta de interacción personal, explica Roman Briker, profesor de comportamiento organizacional en la Universidad de Maastricht. Esto podría explicar el creciente número de compañías que están pidiendo a sus empleados que retornen a las oficinas.
La importancia de ser visible
El jefe de Tesla, Elon Musk, conocido por dormir en la compañía cuando hay alta producción, ha insistido en que los empleados estén al menos 40 horas a la semana en sus puestos, bajo la amenaza de despedirlos si no lo hacen. “Mientras más alto es tu cargo, más visible debe ser tu presencia”, escribió Musk en una comunicación interna. “Es por eso que vivo tanto tiempo en las fábricas, para que quienes estaban en línea pudieran verme trabajando junto a ellos”, explicó.
Ideas como la de Musk pueden tener que ver con el llamado “efecto de mera exposición”, dice Briker. Esta idea sugiere que una mayor exposición genera presunciones positivas sobre los trabajadores y la gerencia, del estilo “estas personas trabajan más duro”. ese tipo de asociación tiene que ver con la cultura de la empresa, que puede ser “estricta” o “relajada”, dice Briker.
La teoría sostiene que las culturas estrictas promueven la vigilancia y la jerarquía. Los bancos de Wall Street, con culturas laborales más estrictas y entornos de trabajo sometidos a alta presión, han sido algunos de los defensores más fuertes del retorno a la presencialidad. “La mayoría de los profesionales aprende su trabajo a través de un modelo de aprendizaje que es casi imposible de replicar por Zoom”, dice el CEO de Morgan Stanley, James Gordan, en su solicitud de regresar a la oficina enviada a sus trabajadores el 6 de septiembre. “Con el tiempo, este inconveniente podría socavar el carácter y la cultura de la empresa”.
Las culturas laborales más flexibles, sin embargo, permiten mayor autonomía y autosupervisión. Las compañías que muestran estas características podrían estar más dispuestas a adaptarse al trabajo remoto o a una hibridación entre teletrabajo y trabajo presencial, estima Briker.
Bonnie Dilber, gerente de reclutamiento de Zapier, dice que en esta firma los empleados trabajan desde casa, patios, o donde quieran estar, de forma totalmente remota. A su juicio, la flexibilidad tiene que ver con “tener muy claro cuáles son los resultados que se esperan y las expectativas que se tienen para cada uno, y luego confiar en los trabajadores”, explica Dilber. Pero incluso los entornos más flexibles dudan a la hora de renunciar por completo a la presencialidad.
El futuro del trabajo
Algunos trabajadores, como Agrawal, se sienten poco estimulados a desempeñarse en compañías que ponen requerimientos estrictos para el trabajo en persona. “Empujarme a la oficina todas las semanas puede que no sea la mejor idea“, sostiene.
El promedio mundial de tiempo dedicado a trabajar desde casa se ha estabilizado en 1,5 días semanales desde que empezó la pandemia, según un estudio. Para Briker, esto es señal inequívoca de que el debate sobre cómo trabajar derivará en una solución híbrida. Hasta entonces, los empleadores tendrán que negociar cuánto están dispuestos a perder o ganar por forzar a sus empleados a volver a las oficinas.
“Cada vez recibimos más solicitudes de empleo de personas que dicen que sus empresas están volviendo a las oficinas y que para ellos esa ya no es una opción”, revela Dilber.