En México, los núcleos familiares han presentado cambios con el tiempo. Las familias tradicionales, conformadas por el padre, madre e hijos, se han diversificado tras las conquistas de las agendas feministas y sexodiversas, pero hay una constante que no ha cambiado: la paternidad ausente.
No es que no existiera antes, pero durante largo tiempo, era un tema que el cuidado de hijos e hijas se atribuía tradicionalmente a las mujeres; a los hombres, el rol del proveedor económico.
Incluso se utilizaba el término de “madres solteras”, pero no se hablaba de “padres ausentes”.
La ausencia paterna deja repercusiones a nivel social. En México, se observan sobre las madres trabajadoras dado que aumenta la carga de trabajo, tanto en los cuidados como en el espacio laboral fuera del hogar.
¿Qué dicen los datos?
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de los 44.9 millones de hombres que hay en el país, 21.1 millones son padres de al menos un hijo o hija que reside en la misma vivienda que ellos.
Según las cifras, 4 millones 180 mil hogarestienen padres ausentes. Esa situación implica que estas familias dependan económicamente del trabajo de las madres.
La cifra de padres ausentes en las familias mexicanas se ha ido modificando en el tiempo:
- 1995, 31% de hogares carecía de la figura paterna;
- 2008, el porcentaje aumentó a 41.5%;
- 2020, alrededor del 18%.
Un porcentaje pequeño, es decir, 2.6% de las población vive únicamente con su padre, mientras que 35% declaró que sus padres viven en viviendas separadas.
¿Cuál es el impacto en las madres trabajadoras?
Y además, en el tenor de los datos de INEGI, 7 de cada 10, de las 4 millones 180 mil madres autónomas, son económicamente activas.
Sin embargo, en ellas recae por un lado, el trabajo de cuidado.
En ese sentido, los datos apuntan a que las mujeres dedican 54.3 horas semanales al trabajo doméstico y de cuidado. Mientras que los hombres sólo 30.2 horas, por lo que la brecha fue de 24.5 horas, es decir, un día más de trabajo, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (2022), realizada por INEGI.
Por otro lado, se enfrentan a trabajar por menos remuneración dado que priorizam la flexibilidad del tiempo, por lo que seis de cada 10 madres trabajadoras se dedican a laborar en la informalidad.
Y aunque la pensión alimenticia se otorga en un 48% de los casos a hijas e hijos, cuando existe un divorcio, sólo 2 de cada 10 madres tienen como una de sus fuentes de ingresos la pensión alimentaria del padre de sus hijos o hijas.
Deudores alimentarios en la ley
En 2021, la activista oaxaqueña Diana Luz Vázquez impulsó, ante ese panorama la Ley Sabina, la cual obliga a los deudores alimentarios a que cumplan con la obligación.
En ese mismo año, la activista propuso la creación de un Registro Nacional de Deudores Alimentarios.
Hasta ahora, la Ley Sabina (que lleva el nombre de la hija de la activista oaxaqueña) se ha aprobado en diversos estados como en CDMX, que además también cuenta con su propio Registro de Deudores Alimentarios Morosos.
También en Puebla, Baja California y Oaxaca, pero todavía no es una realidad en todo el país.
Información: Once Noticias