La reducción de la humedad en los bosques tropicales del mundo derivado de las sequías prolongadas de las últimas tres décadas es más marcada en la Amazonia que en Asia y África.
Mientras que en el bosque latinoamericano la disminución fue de 93 por ciento, especialmente al sur y al suroeste, en los bosques tropicales africanos y asiáticos, la reducción fue de 84 y 88 por ciento, respectivamente.
Además, en los tres continentes, los bosques tropicales muestran baja resiliencia a la sequía, es decir, poca capacidad para volver a las condiciones que presentaban antes de los períodos de déficit hídrico. Los datos, publicados en la revista PNAS, señalan cuán limitada es la capacidad de estos biomas para resistir futuras sequías.
A partir de la observación de imágenes de radar a largo plazo (entre 1992 y 2018), con base en los satélites ERS y ASCAT, el estudio reporta una creciente vulnerabilidad de estos bosques a la sequía.
“Usamos un conjunto de datos que penetra la densa capa de nubes sobre bosques tropicales intactos. Como resultado, vemos una creciente vulnerabilidad a las sequías”, dijo a SciDev.Net el autor principal del estudio, Shengli Tao, investigador del Centro Nacional de Estudios Espaciales en Toulouse, Francia, y profesor asistente en el Instituto de Ecología de la Universidad de Pekín, en China.
“Después del período de estrés causado por la sequía se espera que el bosque tenga la capacidad de volver a su condición anterior. Lo que dicen los autores en este estudio es que eso no sucedió, anticipando que, con el cambio climático, habrá sequías cada vez más prolongadas”. Marcos Pedlowski, Programa de Posgrado en Ecología y Recursos Naturales de la Universidade Estadual do Norte Fluminense (UENF), Río de Janeiro, Brasil
Según el estudio, las variaciones en las señales de radar reflejan la dinámica del dosel forestal (la cubierta forestal superior formada por la copa de los árboles) y, por lo tanto, están relacionadas con los cambios en la biomasa de los árboles, que incluye hojas, ramas troncos, etc.
Al comparar los cambios en la señal de radar durante los eventos de sequía, los científicos encontraron que la disminución en la intensidad de la señal de radar durante las sequías estaba relacionada con la disminución de la biomasa. Esto ocurre porque las sequías repetidas resultan en una reducción de productividad forestal. En otras palabras, menos señal, menos vegetación.
“En nuestro estudio encontramos una tendencia de disminución en la señal del radar a largo plazo, y vimos que esta disminución refleja en parte una reducción de la biomasa en los bosques tropicales y un cambio en la humedad del bosque”, explica el autor.
Según el experto, algunas sequías ocurridas después de 1992 provocaron descensos de señales que no se recuperaron hasta 2018. Es es alarmante porque los bosques juegan un papel importante en la regulación del clima. Al no poder recuperar su estado anterior se afectan sus funciones de retención de agua y almacenamiento de carbono.