Un estudio publicado este lunes (19.09.2022) por la revista Nature Food asegura que si se cambia el régimen alimenticio de los animales de granja y piscifactorías, podría alimentarse a 1.000 millones de personas más que en la actualidad. Esto, porque ganado y peces criados para el consumo humano son alimentados con cereales, leguminosas e incluso ciertos tipos de pescado que podrían ser usados para dar de comer a personas que necesitan urgentemente acceder a alimentos.
De acuerdo con Naciones Unidas, países como Etiopía, Somalia, Yemen, Haití, Sudán del Sur y Madagascar sufren crisis alimentarias que ponen en riesgo la vida de millones de personas. En ese escenario, donde además la producción de carne representa el 14 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y las granjas consumen porcentajes elevadísimos del total mundial de agua, un cambio de paradigma se torna imperioso, y hasta moralmente inevitable.
Dentro de esa lógica, la investigación, desarrollada por especialistas de la Universidad Aalto de Finlandia, sostiene que, a nivel mundial, el 49 por ciento del pienso que se usa en la piscicultura, el 68 por ciento del que consumen las aves y el 38 por ciento que sirve de comida a cerdos está compuesto por alimentos que podrían perfectamente estar en la mesa de una persona. En términos totales, de los 6.000 millones de toneladas de pienso para animales, el 15 por ciento podría ser consumido directamente por humanos.
Eso supondría un incremento de la oferta calórica mundial en un 13 por ciento, y en términos de proteínas, de un 15 por ciento. A cambio, los animales podrían ser alimentados con paja, hojas, azúcar de remolacha, semillas y restos no consumibles por los humanos, como huesos. “Muchos de esos productos simplemente se pudren en los campos o son desechados”, aseguró Vilma Sandstrom, una de las autoras del estudio. La experta reconoce que a primera vista un aumento del 13 por ciento de la oferta de calorías no se ve muy importante, pero “se trata de alimentos para unas mil millones de personas”.
En el fondo, la propuesta de los expertos finlandeses es mantener la producción de pescado y carne y, por medio de un cambio en la política de alimentación de los animales, poner más comida a disposición de las personas. Entre otras cifras, los especialistas sostienen que 17 millones de toneladas de pescado quedarían libres para ser consumidos por humanos y no por animales, al igual que hasta el 26 por ciento de la producción total de cereales.
Un estudio previo realizado por la misma universidad sostenía que reducir a la mitad el desperdicio de alimento aumentaría el suministro de comestibles en un 12 por ciento. Y con una crisis alimentaria cerniéndose cada vez más rápido sobre distintos puntos del planeta, no sería mala idea tomar cartas en el asunto.