El Moby Dick, un barco de pasajeros que viaja por el río Rin desde Bonn hasta Coblenza, está por zarpar. Es uno de los cruceros fluviales más conocidos de la región. En la cubierta brilla el sol, y la gente conversa animadamente. Después de dos años de pandemia, el transporte en barco de pasajeros se beneficia del ansia de viajar de muchas personas, y del buen tiempo, dice a DW Johannes Krumpen, director ejecutivo de Phoenixreisen, una empresa que ofrece cruceros fluviales y marítimos. Pero la disminución del nivel de las aguas del río Rin debido a la sequía es una amenaza para el sector.
La situación está empeorando desde hace una semana. Ocho barcos de su flotilla han tenido que modificar un poco sus rutas, pero aún nadie ha devuelto los boletos. Si eso sucediera, las pérdidas ascenderían a millones de euros.
Hace semanas que las aguas del Rin están descendiendo cada vez más, lo que hace que surjan del lecho islotes, neumáticos de automóviles, bicicletas e incluso lápidas y munición de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el Rin es una de las vías fluviales más transitadas del mundo, y relevante para la economía alemana. Por él se transportan materias primas como el trigo, sustancias químicas, minerales, carbón y productos oleaginosos, con destino a fábricas químicas y a centrales energéticas. Todavía los barcos pueden navegar, pero con solo un tercio de la carga normal, para reducir su calado.
En 2018 hubo problemas similares a causa del estiaje que le costaron a Alemania un 0,4% del Producto Interno Bruto. Con la crisis energética actual de trasfondo, las consecuencias podrían ser mucho peores si productos como el carbón, el gas, el diésel y el petróleo no pudieran ser transportados. Si las aguas del río siguen bajando, el tráfico fluvial podría paralizarse por completo. Sin embargo, el presidente de la Administración Federal de Vías Navegables y Barcos, Hans-Heinrich Witte, dijo al periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung que no espera que eso suceda: “Es teóricamente posible, pero no creo que sea probable”.
El regreso de los cruceros
Actualmente, el sector de cruceros fluviales registra ganancias importantes. Después de que las ventas nacionales e internacionales cayeran en dos tercios durante la pandemia y el número de pasajeros se redujera, de 727.400 antes de los confinamientos, a 209.400 en 2021, Krumpen dice que ahora se vive un verdadero auge en el rubro. Las compañías estiman ganancias como en 2019, cuando el sector de cruceros fluviales y marítimos tenía 3,7 millones de pasajeros a nivel mundial. Según la Asociación Alemana de Viajes (DRV), el mercado de los cruceros crece anualmente en un 10%, junto con la demanda en los astilleros.
Navegando hacia el futuro
En los próximos años habrá fenómenos extremos debido al cambio climático, es decir, que las aguas del Rin podrían volver a descender. Cabe plantear entonces si habría que construir nuevos tipos de barcos de crucero, por ejemplo, de menos calado, para que puedan seguir navegando en épocas de estiaje. Johannes Krumpen dice que las aguas de los ríos no siempre disminuyen en el estío. En el verano de 2021, por ejemplo, hubo inundaciones, algunas de las cuales llegaron a ser catastróficas en el Valle del río Ahr. La reducción del calado no sería una solución general al problema de los cambios en el caudal de los ríos.
En uno de los muelles de Bonn, el Moby Dick se apresta a zarpar hacia Coblenza. No podrá atracar en algunos lugares, pero, al menos, todavía puede seguir navegando.