La festividad se caracteriza por la combinación de costumbres prehispánicas con elementos de la tradición católica que se han modificado con el paso de las generaciones.
Culiacán, Sinaloa | El 7 de noviembre de 2008, la UNESCO agregó la conmemoración del Día de los Muertos en las comunidades indígenas en México a la lista de “Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad”, debido a la trascendencia con la que sus expresiones artísticas manifiestan la relación de la cultura mexicana con la muerte.
Ante los ojos extranjeros, podrá parecer una idea tabú esta socialización cultural del tema, pero para el imaginario colectivo del mexicano, es una oportunidad para celebrar a los seres amados que nos acompañaron en vida a través de poemas, canciones y danzas, así como adornos de vistosos colores para revitalizar su memoria.
Daniel Elpidio Burgueño Hernández, antropólogo social del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Sinaloa, compartió que detrás de esta celebración existen diversos matices y variaciones en sus orígenes, dependiendo de la región en el país.
“De manera general, la celebración, mira la importancia, es una celebración sobre los difuntos, pero en este caso tiene que ver en ese aspecto muy profundo y que se le escapa de las manos al ser humano, que es la muerte. Entonces la muerte es la experimentación que se acaba en su antítesis de la vida, entonces la muerte que experimentamos es la muerte del otro”, dijo.
El especialista señaló que los pueblos indígenas, previo al periodo de la conquista de los españoles, contaban con tradiciones individuales que correspondían a su cosmovisión, es decir, su forma de percibir el mundo. Con esto realizaban sus ritos basados en sus propias creencias, las cuales incluso dedicaban sus propias deidades en representación de la muerte.
De acuerdo con Burgueño Hernández, serían un aproximado de 40 pueblos indígenas registrados en la nación que cuentan con sus propias tradiciones particulares en el culto a sus difuntos.
“Ellos ya tenían sus tradiciones. Cuando llega la conquista a partir de 1521, se empieza a trabajar en el otro aspecto que es la evangelización. En ese proceso se fue generando un sincretismo, en este caso es uno religioso. Los elementos que ellos ya tenían fueron sobrepuestos a los que impusieron a través del catolicismo”, concluyó.