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Casamiento haciendo parkour en Fráncfort
El horizonte de Fráncfort es único en Alemania. Ninguna otra metrópolis de este país tiene tantos y tan altos rascacielos. Simplemente dejarse caer por el borde del techo a una altura de 100 metros y descender por la fachada, atado de forma segura: requiere de mucho esfuerzo, pero aquellos que hayan superado ese reto unidos, también podrán superar el resto de su vida juntos.
Tirolesa en el Estadio Olímpico de Múnich
El techo de cristal acrílico del Estadio Olímpico de Múnich es de culto. La tirolesa “Flying Fox” lleva a los visitantes al punto más alto de la construcción. Después de un ascenso pausado por el techo hasta la estación de rápel, la tirolina los lleva de regreso a gran velocidad. Con un poco de suerte, en los días despejados se pueden ver incluso los Alpes.
Manejar en el circuito de Nürburgring
¡Sentirse una vez como Sebastian Vettel! Eso es posible en el circuito de Nürburgring, en la región del Eifel. Allí se puede correr o ser copiloto con alguien experimentado por el circuito de Fórmula 1 y por la legendaria Nordkurve. O bien, se puede esperar hasta Semana Santa, en el tradicional “Viernes del Automóvil”, cuando se abre el circuito a todos los corredores aficionados (foto).
Kayak por las aguas bravas del Rissbach
El rugido estruendoso del agua deleita a los kayakistas que aman la acción. Por eso, nada mejor que ir a los Alpes. Si los niveles de agua son los correctos, los arroyos y ríos de la zona crecen y se convierten en áreas nada fáciles de vadear. Hay cascadas y barrancos que dominar, como el Rissbach, cerca de Garmisch-Partenkirchen.
Volar en parapente en el monte Wank
Quedémonos en Garmisch-Partenkirchen y despeguemos. El teleférico nos lleva hasta uno de los lugares de partida de parapentes más bonitos de los Alpes, en el monte Wank, a 1.750 metros de altura. En sus laderas se desarrollan perfectas corrientes ascendentes y es posible realizar vuelos térmicos de varias horas. La guinda de la torta es la majestuosa vista de los Alpes.