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Un grupo de investigadores austríacos ha demostrado por primera vez en los humanos el mecanismo, por el cual la hormona leptina controla el metabolismo de la grasa hepática. Lo cual abre las puertas a nuevas terapias contra el hígado graso.
En un comunicado, el equipo investigador del departamento de Endocrinología y Metabolismo de la Universidad de Medicina de Viena (MedUni), informó este martes que ha logrado esclarecer cómo la leptina regula el metabolismo de la grasa hepática a través del sistema nervioso autónomo.
¿Qué dice el estudio?
El estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista especializada CELL Metabolism, demuestra que ese eje de tejido adiposo cerebro-hígado, previamente identificado en animales, existe también en los seres humanos.
«Nuestros resultados sugieren que la leptina estimula la liberación de lípidos del hígado en los seres humanos, reduciendo la grasa hepática a través del sistema nervioso y del nervio vago«, señala Thomas Scherer, director del equipo científico.
Ese efecto de la leptina, una hormona derivada de los adipocitos, depende de una conexión nerviosa intacta del cerebro con el hígado y queda abolido después de seccionar el nervio vago.
¿Cuál es la relevancia?
El descubrimiento, abre nuevos enfoques para el tratamiento de enfermedades metabólicas, como la enfermedad del hígado graso, añade.
Según los investigadores, una única inyección de metreleptina (un fármaco análogo de la leptina humana) moviliza y reduce la grasa del hígado en hombres sanos de peso normal.
Un efecto similar se consiguió por estimulación del sistema nervioso autónomo mediante un simulacro de comida, que a su vez estimula el vago.
También se comprobó que la metreleptina perdió su efecto de movilización de la grasa hepática en personas cuyo hígado, debido a un trasplante de este órgano, ya no estaba conectado al cerebro.
Los investigadores concluyen que la leptina puede prevenir el desarrollo de un hígado graso independientemente de su efecto inhibidor del apetito.
Además, el estudio sugiere que el cerebro influye en el metabolismo de la grasa hepática a través del sistema nervioso autónomo, lo que plantea la posibilidad de desarrollar nuevas terapias a través del sistema nervioso «para prevenir la enfermedad del hígado graso», señalan.
Los peligros del hígado graso
La enfermedad crónica del hígado graso provoca que se acumulen grasas en cantidades anormalmente altas y puede conducir a enfermedades inflamatorias graves como la hepatitis, cirrosis o el cáncer de hígado.
Según la Asociación Española para el Estudio del Hígado, esta enfermedad afecta en la actualidad a un 25 % de los españoles y se prevé que la cifra siga aumentando en los próximos años como consecuencia del aumento de la obesidad, la diabetes y de los hábitos de vida no saludables.