El descubrimiento de la Sala dels Gravats del sistema kárstico de la Cueva de la Vila, en el término municipal de la Febró, comarca del Baix Camp, en Tarragona (Cataluña), representa un hallazgo excepcional, sobre todo por el excelente estado de conservación en el que se encuentran los mural prehistóricos de una cueva que finalmente se halló, en 2021, tras unas décadas en que se había perdido su ubicación.
El conjunto está formado por más de cien imágenes singulares del periodo calcolítico-bronce, dispuestas en un panel de ocho metros de largo, localizadas en una pequeña cueva que ha sido hallada intacta y que la convierte en una de las pocas representaciones de arte esquemático subterráneo de todo el Arco Mediterráneo. Según los expertos, se trata de una composición relacionada con la cosmovisión de las sociedades agricultoras y ganaderas del territorio.
Una de las singularidades de este mural es que está hecho exclusivamente con la técnica del grabado, con herramientas de piedra o madera
Los espeleólogos responsables del descubrimiento fueron Julio Serrano, Montserrat Roca y Francesc Rubinat; junto a ellos, trabajaron los responsables del proyecto de investigación Josep Vallverdú, Antonio Rodríguez-Hidalgo y Diego Lombao, investigadores del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA) y el experto en arte rupestre prehistórico Ramón Viñas.
El descubrimiento: «Una emoción indescriptible»
Fue en mayo de 2021, en el transcurso de unas exploraciones y trabajos topográficos por parte de un grupo de espeleólogos en la zona conocida como el Barranc de la Cova del Corral, cuando se dio con la Cova de la Vila, una cavidad que había sido excavada por Salvador Vilaseca durante los años 40 y de la cual parece que se habían extraviado sus coordenadas.
A través de una de sus entradas en el sistema subterráneo consiguen abrir un acceso en un pequeño agujero entre bloques y sedimentos que les llevó a una sala oval de más de 90m². El primero en entrar fue Serrano, según han narrado los investigadores, y su sorpresa fue inmensa cuando, sobre una de las paredes de la sala, vio un mural hecho de rayas y figuras.
Desde el punto de vista estilístico, el conjunto se enmarca en el arte esquemático pospaleolítico. Se trata de un arte asociado a las comunidades campesinas y ganaderas durante el período de transición entre el Calcolítico y el Bronce, es decir, entre los 5.000 y los 3.000 años a.C.. En Catalunya este tipo de conjuntos, en cavidades subterráneas, son muy escasos, siendo el caso de la Sala dels Gravats del complejo kárstico de la Cova de la Vila excepcional por encontrarse en el interior de una cueva y con contexto arqueológico posiblemente asociado.
Este tipo de representaciones son muy poco conocidas en el territorio catalán aunque se pueden encontrar algunos ejemplos como la Cueva de la Vallmajor en el término municipal de la Albinyana, en el Baix Penedès. En el ámbito peninsular quedaría dentro del grupo «esquemático negro subterráneo y esquemático-abstracto» los cuales pertenecen a conjuntos heterogéneos que destacan por sus afinidades formales o tipológicas, temáticas y técnicas. Algunas cuevas andaluzas con representaciones pintadas (negro o rojo) o grabadas y con cronologías similares serían La Pileta y Nerja en Málaga, la Murcielaguina en Córdoba, y del estilo esquemático-abstracto, las cuevas de Los Enebralejos en Segovia, la Galería del Sílex en Burgos, o la Cueva Maja en Soria.
La protección, clave para su conservación
El estado de conservación de los grabados es excepcional a la vez que muy delicado por la inestabilidad del soporte en el se encuentran. Se trata de una superficie blanda y húmeda, en la que, por tanto, los cambios de las condiciones atmosféricas en la sala podrían alterar la conservación del panel.
Para garantizar estas condiciones climáticas, el Departament de Cultura, el Ajuntament de la Febró y el IPHES han trabajado de forma conjunta para llevar a cabo su cierre tanto exterior como interior y así garantizar su conservación física. Asimismo, se ha instalado un cierre en el acceso de la gatera, que da paso directo a la Sala dels Gravats para retrotraerla a las condiciones climáticas que había tenido hasta el momento del descubrimiento.
Pese a no saber interpretarlos, el espeleólogo se dio cuenta de que lo que veía podía ser muy antiguo. Según recuerda, “cuando vi los grabados, sentí una emoción muy grande que me la llevaré para toda la vida”, recordaba, emocionado, días atrás, durante la presentación del descubrimiento. Acababa de desembocar frente a uno de los conjuntos de arte rupestre prehistórico más importantes del Arco Mediterráneo.
Tras recibir algunas fotografías del lugar por parte de los espeleólogos, por su parte, Ramon Viñas, investigador y colaborador del IPHES-CERCA, visitó la cueva junto con Josep Vallverdú, investigador del IPHES-BUSCA, profesor de la URV y uno de los responsables del proyecto de investigación arqueológica que se lleva a cabo en esta zona desde el año 2012.
Un conjunto de grabados muy singular
El conjunto de arte rupestre de la Sala dels Gravats del complejo kárstico de la Cova de la Vila es completamente inédito. A pesar de no haberse iniciado su fase de estudio, todo parece indicar que figurará entre las mejores composiciones de arte abstracto subterráneo postpaleolítico de todo el Arco Mediterráneo.
En una de las paredes de la cueva se ha identificado un amplio conjunto de representaciones esquemáticas. El panel de grabados está configurado a partir de cinco líneas horizontales, una encima de otra y, en cada una de ellas, pueden apreciarse diferentes figuras grabadas que tienen su propio significado y simbolismo.
Según Viñas, «esta composición del panel de la Sala dels Gravats es absolutamente insólita y nos está indicando una cosmovisión por parte de las poblaciones del territorio durante el proceso de la neolitización«.
Una de las singularidades de este mural es que está hecho exclusivamente con la técnica del grabado, ya sea mediante una herramienta de piedra y/o de madera en el caso de los detalles, como directamente con los dedos.
Hay representadas diferentes figuras de cuadrúpedos, zigzags, trazos lineales, angulosos, y círculos, entre otros. Destacan una serie de zoomorfos (posiblemente bóvidos y équidos), esteliformes (solos y/o estrellas) y reticulados. También existe una composición que recuerda a un ídolo ‘oculado’. El conjunto es muy homogéneo estilísticamente y presenta escasas superposiciones.
La distribución de los diferentes elementos hace pensar que podría tratarse de una composición: zoomorfos en la parte baja del panel, reticulados, sobre todo en la parte central y esteliformes en la parte superior y con un oculado en la parte alta del conjunto. Justamente esta composición y distribución ordenada de las diferentes figuras hace pensar que «no se trata de una composición azarosa, sino todo lo contrario, responde claramente a un significado simbólico«, afirma contundente Ramon Viñas.
Los miembros del IPHES-CERCA, secundados por su equipo de restauración, han elaborado un protocolo de control de los parámetros ambientales mediante una serie de sondas, que se incrementará durante las próximas campañas de excavación. El período de sequía en el que nos encontramos inmersos puede producir cambios importantes en el medio subterráneo que habrá que empezar a medir y controlar.
En cuanto a su preservación y documentación por parte de las Administraciones, el primer paso ha sido la protección del yacimiento como Bien Cultural de Interés Nacional en la categoría de zona arqueológica. En paralelo, el equipo técnico del Departament de Cultura ha estado trabajando en el registro digital mediante la fotogrametría y el escaneo láser que permitirán crear un modelo 3D de la cavidad. Como se trata de un espacio al que no habrá acceso libre, esta documentación servirá para difundir los grabados a la ciudadanía, a la vez de hacerlos accesibles a los especialistas e investigadores.
Próximas intervenciones arqueológicas
Desde el año 2012, un equipo de investigadores del IPHES-CERCA lleva a cabo un proyecto de investigación con el objetivo de documentar la transición entre los últimos cazadores-recolectores y los primeros agricultores-ganaderos en la cabecera del río Siurana.
Según Josep Vallverdú, codirector del proyecto de investigación, “este entorno llamado barranco de la Cova del Corral, ampliamente documentado por Salvador Vilaseca durante los años 40, forma parte de uno de los corredores entre el valle del Ebro y el valle del Francolí, a través de las cabeceras o interfluvio de los ríos Siurana y Brugent”.
“Los trabajos de excavación permitirán recuperar materiales arqueológicos correspondientes a la cultura material de estas sociedades del pasado y que puedan relacionarse directamente con este conjunto de expresiones artísticas y culturales de la Sala dels Gravats”, sostuvo el codirector del proyecto, Antonio Rodríguez Hidalgo. Ciertamente, de esta forma «podremos tener mucho más conocimiento sobre el momento en el que se hicieron los grabados e, incluso, poder llegar a datarlos».
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