En las últimas tres décadas, el consumo de café ha tenido un aumento del 95%, llegando a los casi 10 mil millones de kilos al año, convirtiéndose así en la segunda mercancía más comercializada en el mundo.
Y no es para menos, porque además de ser considerada como una de las bebidas más reconocidas y que no podemos resistir ante su sabor, detrás de cada sorbo hay una historia, unas manos campesinas, muchas familias que viven del café y que gracias a un grupo de académicos y profesionales de la Universidad del Valle pudimos valorar cada grano reconociendo el trabajo, el esfuerzo y el amor, ese ingrediente final que nos transmite el aroma de mi tierra.
Eureka llega al centro del valle, a una comunidad que hace parte del municipio de Trujillo, para visibilizar la importancia que tiene el café para nuestro país y para la vida de muchos caficultores a través del proyecto Café Innova.
Para el desarrollo de esta investigación se tuvieron en cuenta cuatro ejes fundamentales para generar otra forma diferente de ver y apreciar el café en nuestra región: productividad, calidad, comercialización y desarrollo local.
“En el proyecto café nosotros nos encargamos de los primeros pasos, encargados de cómo crece el café, los factores relacionados y cómo podemos mejorar nosotros el tema del aroma, del sabor para tener un café especial, que es uno de los principales objetivos del proyecto”, explicó Enrique Peña.
El eje prácticamente consiste en poder asegurar y estandarizar los procesos, las actividades y tareas de los pequeños productores de café.
Para que ellos puedan repetir, ellos puedan volver a ser cosas buenas prácticas que se pueden derivar dentro del proceso. Con ello podrían ellos entonces garantizar la sostenibilidad de la cadena.
“El eje de desarrollo local, el trabajo que se va a hacer allí, evaluar las condiciones en que están esas comunidades cafeteras y poder en la universidad, transmitir, llevar, transferir un conocimiento que les permita a esas comunidades mejorar su calidad de vida”, destacó el profesor, Edgar Rodríguez.
El proyecto desde el punto de vista, el enfoque, la calidad, lo que hacen es tratar de estandarizar para que estas innovaciones se mantengan a lo largo del tiempo y que no se caigan cuando nosotros como investigadores dijimos de intervenir.
El desarrollo local, lo que busca es que las familias y los caficultores se articulen también para que puedan tener una capacidad productiva que atienda un mercado y el eje de comercialización y como cierra este ciclo.
Este proyecto de investigación de la Universidad del Valle, con el apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros, ejecutan nuevas estrategias y enfoques de desarrollo con dos claros objetivos que aprendamos a valorar y a tomar un café de calidad y a su vez se apoyen a tantas familias que viven de este producto y de poderles garantizar una mejor calidad de vida.
Por Univalle.