Son una patrulla pero no de policías, sino de enfermeros. Atienden a consumidores de drogas en Tijuana. Hace menos de 10 años el propio Mark Rivera se encontraba en estas calles inyectándose heroína después de haber fracasado en su intento de cruzar la frontera a Estados Unidos. Pudo salir de este agujero y creó el grupo Marte, enfermeros tácticos voluntarios que rescatan a personas al borde de la sobredosis. En sus siete años de trabajo han visto muchas muertes, pero todo se agravó con la llegada del fentanilo, un opiáceo letal. “Se podría decir que la mayoría de esta gente que está aquí no la conocía y no se la llevó el Covid- 19 y se la llevó el fentanilo. El consumo y la degeneración de las personas era más rápido que antes, antes podías diferenciar a una persona que usa heroína y podrías diferenciar a una persona que usa cristal fumado”, dijo Rivera.
El gobierno mexicano no contabiliza las muertes asociadas al fentanilo, pero el aumento del consumo se demuestra en que Baja California será el primer estado en disponer en sus hospitales naloxona, el medicamento de emergencia para combatir la sobredosis. El fentanilo, 50 veces más potente que la heroína, igual mata a personas en una acera como a jóvenes de clase media. En Estados Unidos acabó con más de 75 mil vidas el pasado año.
Otras historias
Madeline salvó la suya por poco porque son contadas las veces que el fentanilo da una segunda oportunidad. “Recomiendo ni siquiera probar el fentanilo, no vale la pena, si tuviera que volver atrás no lo volvería a hacer, es muy duro. No quería que nadie se arrepintiera, es el peor sentimiento del mundo”, dijo Madeline. Este centro de rehabilitación en Tijuana ha ayudado a Madeline a superar la adicción. Tiene 26 años, empezó a consumir heroína a los 16, y un día que no la consiguió, compró fentanilo. Su familia la internó varias veces en Estados Unidos, pero recaía. Aquí la diferencia es que los jóvenes no tienen la opción de salir, algo muy importante en el caso del fentanilo, que es mucho más adictivo y cuyo síndrome de abstinencia es peor que el de otras drogas, pues suele alargarse más de tres meses.
Esto lo sabe Juan Gastelum, que fue adicto y ahora es terapeuta. “El cuerpo es muy difícil que puede estar ya sin esa sustancia, entonces el síndrome de abstinencia, cuando la persona deja de consumir a diferencia del cristal, la persona tiene tremendos dolores físicos, alucinaciones, insomnio, diarrea, vómito”, detalló. La demanda de los servicios de Baja Rehab por parte de estadounidenses se triplicó en los últimos dos años. Cada vez llegan más jóvenes incluso menores de edad. El mortífero analgésico se produce en México con los precursores que llegan de China. Los cárteles empezaron a introducirlo al vecino del norte mezclado en drogas sintéticas, ahora ya hay una generación enganchada al fentanilo y se consume solo. Madeline ha necesitado nueve meses encerrada para empezar a ver la luz al final del túnel. “Ahora tengo ambiciones, cosas que quiero hacer en el futuro. Estoy orgullosa de haber sobrevivido aquí, así que estoy lista para una nueva etapa”. ‘Un futuro para cuidar bien a su hija e ir a la universidad’, su sueño antes de que el fentanilo la hiciera pedazos.
Otros datos
En esta frontera norte de México, del otro lado de Estados Unidos, se han duplicado las incautaciones y detenciones relacionadas al fentanilo. Detener a los capos y aplicarles sanciones forman parte de una estrategia que inició el año pasado y de la que se desconocen los resultados.
Con información de NCC y DW