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¿En qué medida Estados Unidos depende de China?

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En la disputa comercial con EE. UU., Pekín recurre a tácticas duras y a nuevos socios comerciales, con cada vez mayor autoconfianza . Una mirada al continuo alejamiento de China de Estados Unidos.


La interdependencia continúa

La respuesta es “no”, especialmente para Estados Unidos. “La interdependencia de ambas partes sigue siendo bastante alta”, explica a DW el experto en China Scott Kennedy, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

“A pesar de los diversos riesgos económicos y de seguridad, ambas partes siguen beneficiándose considerablemente de las relaciones comerciales”.

Sin embargo, estas son todo menos equilibradas. En los últimos diez años, el déficit comercial con China denunciado por Estados Unidos aumentó de 295.000 millones de dólares estadounidenses a 382.000 millones. En 2024, China exportó a Estados Unidos mercancías y bienes por valor de unos 526.000 millones de dólares estadounidenses, más del triple que a la inversa.

Un vistazo a las estadísticas muestra que los productos chinos forman parte de la vida cotidiana estadounidense. De los 526.000 millones de dólares estadounidenses en importaciones chinas, 127.000 millones corresponden solo a teléfonos inteligentes y computadoras. Por lo tanto, el aumento de los aranceles afectaría a todos los clientes de Estados Unidos.

Respuesta desde Pekín

Los aranceles punitivos de Trump causan malestar en Pekín. Sin embargo, a diferencia de Europa u otras regiones, China se muestra segura de sí misma. Pekín anunció que “luchará hasta el final”.

“Amenazar con aranceles elevados no es la forma correcta de negociar con China”, se afirma en una declaración oficial de China del 13 de octubre de 2025. Pekín ya reaccionó y ha impuesto aranceles de represalia y restricciones a la exportación, entre otras cosas, de tierras raras. En el caso de estos minerales críticos, que se utilizan en la fabricación de automóviles eléctricos, teléfonos inteligentes, semiconductores, turbinas y en la industria militar, Estados Unidos depende en más de un 90 % de las importaciones, de las cuales más del 80 % proceden de China.

Contenedores chinos en el puerto de Long Beach, California. EE. UU.  |  Imagen: Frederic J. Brown/AFP/Getty Images

Soja brasilera, no estadounidense

Por si esto fuera poco, según datos del Departamento de Agricultura de EE. UU., desde mayo China no ha comprado ni una sola semilla de soja de EE. UU. En 2024, las importaciones de soja de EE. UU. a China ascendieron a casi 13.000 millones de dólares estadounidenses. Ahora, en lugar de comprar en EE. UU., China compra en Brasil y Argentina.

El boicot de China a la soja y las restricciones a la exportación de tierras raras son la respuesta a los controles a la exportación de microchips por parte de EE. UU., que se han endurecido repetidamente desde octubre de 2022. El objetivo es frenar el acceso de Pekín a la tecnología de punta y a la inteligencia artificial.

Para Christina Otte, experta en China de Germany Trade & Invest (Gtai), la disputa arancelaria pone de manifiesto, sobre todo, las debilidades de Estados Unidos. “Probablemente, Estados Unidos depende más de China que al revés”, explica a DW. “Porque, aunque Estados Unidos sigue siendo un importante mercado para China, su importancia ha disminuido continuamente desde el primer mandato de Donald Trump”.

Primero Asia, luego EE. UU.

Las cifras son claras. Según la agencia económica Bloomberg, China pudo compensar la caída de sus exportaciones a EE. UU. desviándolas hacia otras regiones. Así, entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025, las exportaciones de Pekín a África aumentaron un 56 %, a Asia Sudoriental un 16 %, a la UE un 14 % y a Latinoamérica un 15 %.

Por otro lado, según Otte, “las empresas chinas están ampliando su producción en el extranjero para abastecer desde allí al mercado estadounidense. Las exportaciones se desvían, por ejemplo, a través de Vietnam y Malasia”.

“‘Chimerica’ aún no ha muerto”

A pesar del distanciamiento, Estados Unidos sigue siendo un importante socio comercial para Pekín. “China sigue dependiendo de los suministros estadounidenses en algunos ámbitos, como la tecnología aeronáutica, los chips de alto rendimiento o los semiconductores”, aclara el experto en China Scott Kennedy.

Por lo tanto, la próxima reunión entre Xi Jinping y Trump a finales de mes en la cumbre de la APE tendrá como objetivo evitar los daños de la espiral arancelaria. Kennedy se muestra optimista:

“Las relaciones entre Estados Unidos y China siguen siendo bastante sólidas. ‘Chimerica’ está debilitada, pero aún no ha desaparecido y no es fácil acabar con ella”.


Con información de DW 

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