Se detectó por primera vez en febrero, pero es ahora cuando su nombre gana popularidad. EG5, la variante apodada “Eris” ya circula en al menos 51 países bajo el radar de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta hija de la conocida ómicron va conquistando terreno, es una dominadora potencial. Durante la penúltima semana de junio, su prevalencia en todo el mundo era inferior al 8%, un mes más tarde rebasaba el 17%.
“Ahora en estos momentos es porque tiene una mayor capacidad de escapar de alguna de nuestras defensas. Es una variante que tiene, digamos, menos sensibilidad a nuestros anticuerpos”, dijo Antoni Trilla, epidemiólogo en el Hospital Clínic de Barcelona.
Pero Eris con síntomas propios de un catarro, no supone de momento un peligro mayor que ómicron, no existen pruebas de un aumento de los casos severos de COVID-19. En España, las tasas tanto de mortalidad como de ingresos en UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) se mantienen bajo control.
“Sí me permitís el símil náutico hemos pasado de una tormenta con olas tremendas, un oleaje de nivel Atlántico increíble, a una situación un poco más mediterránea, que también hay tormentas, pero las olas son menos altas, menos potentes”, agregó Trilla.
Repuntes previsibles, aunque por ahora moderados en cantidad de ingresos como el que vive el Hospital Dr. Peset en Valencia, que ha traído el regreso temporal de las mascarillas al recinto.
“En determinadas áreas y en determinadas circunstancias sigue siendo obligatorio”, dijo Marisa Blasco de la Sociedad Valenciana de Medicina Intensiva. En aquellas especialmente sensibles como cuidados intensivos, oncología, reanimación o urgencias con el amparo del BOE.
Información: NCC