Donají Sofía cursaba el 5° año de primaria en una escuela pública de Zihuatanejo, Guerrero, cuando el director criticó las trenzas que su mamá le hacía y la exhibió ante todo el grupo para comentar que ese no era el peinado adecuado para asistir a clases.
“Recuerdo que me sentí muy mal, me sentí atacada. Hasta ese momento a mí nadie me había dicho nada, ni me había señalado, ni me había discriminado, ni me había insultado, ni me había dicho tú no puedes traer eso porque está prohibido. Nunca nadie ni en la calle, ni nada.
El hecho de que me lo haya dicho frente a mis compañeros, me bajoneó, me acuerdo de que me pegó mucho y del coraje, creo que ese mismo día me las empecé a quitar”.
Ahora, Donají tiene 13 años. Aunque el acompañamiento de Candelaria Méndez, su mamá, le ayudó a superar el episodio y recuperar el orgullo por sus orígenes y costumbres, tardó varios años en volver a trenzarse el cabello. Cuando lo hacía se sentía avergonzada y por mucho tiempo uso el cabello corto para evitar las críticas.
Candelaria contó que si bien el director de la institución se disculpó por lo sucedido, no reconoció que había incurrido en discriminación. La única sanción que recibió fue un llamado de atención de la Secretaría de Educación Pública.
“Con el tiempo fue entendiendo que somos activistas porque mi hija es una activista desde temprana edad. Entonces fue entendiendo que fue una situación muy complicada, muy fuerte y sobre todo un daño psicológico que emocionalmente le quedó una gran cicatriz”.
Tras superar lo ocurrido, Donají comenzó a recabar denuncias contra la discriminación. También participa activamente junto a su madre en conferencias y charlas para visibilizar estos casos y crear conciencia sobre un trato justo e igualitario por parte de la sociedad. Elabora propuestas y aboga para que se respeten los derechos de los más vulnerables: las poblaciones afrodescendientes e indígenas.
“Que capaciten a los docentes también es muy importante y a las instituciones que estén ahí poniendo el dedo y que no lo quiten. Ahorita que estamos en épocas electorales, también le digo al Estado, a las personas que están dentro de los gobiernos, que en los libros de texto, en los anuncios que hacen, en las campañas políticas, en todo eso que la gente ve, en los Tik Tok, que haya más diversidad porque a veces estos complejos, esta discriminación, este racismo empieza porque tú no te ves representado, porque no hay representación, en ningún lado de quién soy o qué soy”.
Falta de protocolos de discriminación contra estudiantes afrodescendientes
Dora Vivanco, investigadora experta en infancias afrodescendientes destacó la falta de protocolos en las escuelas públicas y privadas para prevenir y combatir los ataques discriminatorios.
“Lo asumen como un asunto de subjetividad de quien lo vive, es decir, ay es que el niño es muy sentido, ay es que algo hizo para que le dijeran así, o eso no tiene que ver con un asunto del colegio. Entonces, generalmente, casi siempre son padres, madres, cuidadores, quienes tienen que hacer frente a la situación con quejas formales, con denuncias, con exposición en medios de comunicación, con cartas, ir al colegio a hablar”.
La última Encuesta Nacional Sobre Discriminación practicada a la población afrodescendiente arrojó que 35% de los consultados, en especial jóvenes, afirmaron que vivieron acoso y maltrato por su tono de piel, estatura, forma de vestir y de peinar. También que han sido objeto de burlas por sus creencias.
En el caso de las infancias y adolescencias, 90% de estos actos discriminatorios se producen en las escuelas. Ahí ocurren agresiones físicas y verbales por parte de estudiantes e incluso del personal docente y directivo, sin que se produzcan mayores sanciones contra los perpetradores de los ataques.
En muchos casos, las víctimas se atreven a denunciar, en otros prefieren guardar silencio por miedo a represalias.
Los padres de Adela, de 6 años, quien fue víctima de violencia psicológica por parte de su maestra por su color de piel, optaron por denunciar.
La niña, que iba en primer año de primaria en una escuela privada de la Ciudad de México, contó que fue encerrada sola en el salón de clases. La maestra le decía que se sentara en el último puesto, la ignoraba y durante los exámenes a ella le ponía ejercicios que no había explicado en clases para que los resolviera en dos minutos.
“Me sentía maltratada, frustrada. Sentía que les hacía caso a los demás y me ponía celosa, la verdad ella nunca me hacía caso. Me decía esta página y haz lo que quieras y yo no sabía ni qué hacer”.
En un principio Adela no comentaba los maltratos, pero sus padres notaron que estaba retraída, que no avanzaba en sus procesos de lecto-escritura y que al comenzar a leer un texto rompía a llorar. Su madre, Seyna Diehiou, poco a poco hizo que le contara lo ocurrido. Al enterarse, la retiraron del colegio y denunciaron el caso ante el Comité de Padres y Representantes para evitar la repetición de estas prácticas.
“Y estos deseos de llorar desaparecieron realmente hasta que entró a este colegio. Te puedo decir que desde hace un mes más o menos paró de llorar y ya se suelta para leer porque era un miedo terrible cuando lo intentaba”.
Ante la ausencia de protocolos en las escuelas, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación creó el programa de educación en línea, titulado: Conéctate por la igualdad, diversidad e inclusión. Ofrece cursos autogestivos al personal de la administración pública, organismos autónomos e iniciativas privadas.
Sin embargo, a juicio de Fabiola Meléndez, profesora e investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, estos cursos no son funcionales para las escuelas. Esto debido a que son complementarios y no profundizan en los seguimientos que deben hacerse a los casos de discriminación racial.
“Alguien que no tiene referencia ninguna que existe población afrodescendiente en México, que tienen derechos y que tienen que ser reconocidos, pues sirve.
Pero no para alguien que brindar un seguimiento más profundo de lo que significa un acto de discriminación racial. Digamos que en preventivo e informativo está bien, pero no como se había estado planteando que, a partir de este curso, las personas estuvieran cumpliendo o las instituciones estuvieran cumpliendo para ser incluyentes”.
Violencia física contra estudiantes afromexicanos
El bullying o acoso escolar no se queda solo en hostigamiento verbal y burlas sobre el color de piel, también existen reportes de violencia física.
Santiago, un adolescente de 16 años, por ejemplo, fue apuñalado en la puerta de su casa por un compañero de clases. Desde entonces, Aimé Zayas, madre del joven, lidera una lucha para que la agresión sea reconocida como un acto de discriminación racial y que el responsable sea castigado.
Aimé remarcó que la agresión no fue producto de una discusión acalorada del momento, sino de un acoso perpetrado meses antes por el color de piel y cabello de su hijo. Continuamente el atacante le decía a Santiago comentarios racistas que lo incomodaban.
Su hijo pedía respeto, era contestatario y acusó las agresiones ante la directiva escolar varias veces, pero no hubo sanciones. Los ataques verbales pasaron desapercibidos y después de lo ocurrido no hubo programas de sensibilización contra las prácticas racistas en el centro educativo, ni mayores pronunciamientos.
En el caso de Santiago, más de 50 organizaciones afromexicanas enviaron comunicados y algunas brindaron acompañamiento para que el responsable fuera castigado. Sin embargo, no han obtenido resultados. El agresor, de 16 años, fue puesto en libertad gracias a un amparo interpuesto por sus familiares.
Otto Castillo, representante de la organización Racismo MX, denunció que en este caso tampoco ha habido justicia reparativa para la víctima y que la jueza no quiso dictar medidas precautorias para salvaguardar a Santiago.
“De hecho, el abogado defensor comentó que lo que ocurrió fueron cosas que pasan al calor de las palabras, es decir un ataque con cuchillo a un adolescente por su color de piel es algo que no es racismo son cosas que pasan al calor de las palabras”.
Actividades culturales para restituir las identidades afrodescendientes
Aunque falta mucho por hacer en materia de políticas públicas para erradicar el racismo contra las infancias y adolescencias afromexicanas, activistas han creado los talleres Muñecas Negras y Mapas de Sueños.
Se trata de dinámicas en las cuales las infancias pueden vestir muñecas de telas mientras desarrollan un enfoque crítico sobre temas que tocan de forma directa sus vidas, como el racismo. Las jornadas incluyen cuentos que hablan sobre la herencia cultural afrodescendiente.
La investigadora Fabiola Meléndez, de la mano de colectivos, ha llevado estos talleres a escuelas en Tlaltizapan, Ticumán, Paracas y Yautepec en Morelos.
“El objetivo es trabajar dos cosas; uno es la restitución de las identidades afrodescendientes y dos es apoyar a generar discursos antirracistas, también con infancias”.
Durante estos talleres los participantes trabajan en grupos, ríen, conversan. Pero también discuten y razonan sobre sus vidas, planteándose preguntas y posibles soluciones a los problemas que sufren por su condición social.
Información: IMER