Culiacán, Sinaloa.- Cuando tenemos estrés, las personas comemos mucho alimento de forma rápida, mucho alimento alto en grasas, en carbohidratos y eso produce desnutrición, el director de Prevención y Promoción de la Salud, Gerardo Kenny Inzunza Leyva, puntualizó que aunque la persona presente obesidad, está desnutrida, porque no tiene los micronutrientes, los minerales necesarios que ocupa una dieta balanceada.
“Sí, sí, hay un tema de las hormonas, principalmente el cortisol, lo que hace que cuando nos estresemos aumente el cortisol, eso nos produce que tengamos insomnio, mala alimentación. También hay trastornos alimenticios, en estos hay personas que empiezan a comer en exceso, eso les produce un poco de placer y crea un círculo vicioso, entonces es importante que todo el tratamiento no solamente depende de los nutriólogos, sino también de que sea tratado por un psicólogo, por un médico, y recordar que la activación física también es importante”.

Destacó que este tipo de trastornos se presenta un poco más en los hombres, en ocasiones no solamente es el comer demasiado, sino también empiezan otros problemas como es el alcoholismo o el tabaquismo que también vienen de la mano y eso produce obesidad, y a la larga provoca alguna enfermedad crónica, por lo que recomienda acudir con los especialistas y detectarlo a tiempo.
“En Sinaloa pues tenemos lo que son las unidades UNEME Crónicas, donde médicos especialistas, nutriólogos, psicólogos y trabajadores sociales atienden al paciente con todas estas enfermedades crónicos degenerativas, entre ellas alteraciones de la alimentación, pues para darles un tratamiento multidisciplinario, porque no solamente depende de que la persona sea atendida por una dieta, sí es importante que veamos cuál es la causa de que esté comiendo mal, de que esté comiendo en exceso y también saber qué tipo de alimentos está consumiendo”.

Inzunza Leyva expresó que es importante, si alguien está aumentando mucho de peso, ver la causa y acudir con el médico, estos comportamientos se observan principalmente en la población activa, en los jóvenes entre 35 y 55 años de edad, pues son quienes tienen mayor estrés.





