In­no­va­do­res en Ke­nia trans­for­man desechos elec­tró­ni­cos en pró­te­sis bio­rro­bó­ti­cas

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David Gathu (R), 30, and Moses Kiuna (L), 29, both self-taught innovators, are pictured at an open-air market stall selling salvaged electrical components in Nairobi on January 31, 2023. - Cousins Moses Kiuna, 29, and David Gathu, 30, created their first prosthetic arm in 2012, after their neighbour lost a limb to an industrial accident. But their latest invention is a significant upgrade. The device uses a headset receiver to pick up brain signals and convert them to an electric current, which is then sent to a transmitter that wirelessly relays commands to the arm, prompting it into action. (Photo by Tony KARUMBA / AFP)

Dos re­tra­tos de Al­bert Eins­tein cuel­gan en las pa­re­des de un la­bo­ra­to­rio im­pro­vi­sa­do en las afue­ras de Nai­ro­bi, don­de ins­pi­ran a dos in­no­va­do­res au­to­di­dac­tas ke­nia­nos, quie­nes construyeron un brazo prostético biorrobótico con desechos electrónicos.

Los pri­mos Mo­ses Kiu­na, de 29 años, y David Gathu, 30, crea­ron su pri­mer bra­zo pros­té­ti­co en 2012 lue­go de que su ve­cino per­dió una ex­tre­mi­dad en un ac­ci­den­te in­dus­trial.

Pero su úl­ti­ma in­ven­ción in­clu­ye una me­jo­ra sig­ni­fi­ca­ti­va, di­cen los pri­mos.

El apa­ra­to uti­li­za un casco receptor para cap­tar las se­ña­les ce­re­bra­les y con­ver­tir­las en co­rrien­te eléc­tri­ca, que es en­via­da a un trans­mi­sor que re­en­vía los co­man­dos al bra­zo y los hacen moverse.

Todo ocu­rre en me­nos de dos se­gun­dos.

«Vi­mos gen­te dis­ca­pa­ci­ta­da lu­chan­do mu­cho y queríamos hacer que se sintieran más capaces«, co­men­tó Gat­hu a AFP.

El alto cos­to de las pró­te­sis hace que solo una de 10 per­so­nas con ne­ce­si­dad en el mun­do tenga acceso, y la Or­ga­ni­za­ción Mun­dial de la Sa­lud (OMS) dice que esa ex­clu­sión agra­va el peso de la dis­ca­pa­ci­dad.

«No­ta­mos que Ke­nia im­por­ta pró­te­sis cos­to­sas», dijo Kiu­na a AFP. «Así que nos pre­gun­ta­mos, ‘¿como po­de­mos re­sol­ver nues­tros pro­pios pro­ble­mas?‘».

 Reciclaje 

Encontraron su respuesta en las chatarreras.

Des­de el co­le­gio, los dos han ex­plo­ra­do los de­pó­si­tos de cha­ta­rra al­re­de­dor de la ca­pi­tal de Ke­nia en bus­ca de apa­ra­tos des­car­ta­dos que aprovecharon para crear más de una docena de inventos.

Aun­que la en­se­ñan­za con­ven­cio­nal ayu­dó poco para ali­men­tar su cu­rio­si­dad, su de­seo de apren­der no dis­mi­nu­yó. Gat­hu dejó la escuela a los 17 y Kiuna abandonó la universidad dos años después.

Los es­tan­tes de su la­bo­ra­to­rio ale­da­ño a la casa de su abue­la están lle­nos de li­bros de cien­cia, y las pa­re­des es­tán cu­bier­tas de ta­blas que de­ta­llan la anato­mía hu­ma­na y la ta­bla pe­rió­di­ca.

«Estudiamos neurofisiología leyendo libros y reuniones con médicos para que nos ex­pli­ca­ran los con­cep­tos», co­men­tó Gat­hu, al ex­pli­car el pro­ce­so de cons­truir el bra­zo pros­té­ti­co.

Pero es solo uno de los in­ven­tos de los dos pri­mos.

Cuan­do apa­re­ció el co­vid-19, construyeron un aparato para esterilizar billetes con tecnología de infrarrojo, y pos­te­rior­men­te un ge­ne­ra­dor de ener­gía ver­de que con­vier­te oxí­geno en elec­tri­ci­dad, di­ri­gi­do a com­ba­tir el cam­bio cli­má­ti­co.

 Impulsar el futuro 

«Es­tos dos son prue­ba de que los afri­ca­nos pue­den ha­cer apor­tes sig­ni­fi­ca­ti­vos a la tec­no­lo­gía y la cien­cia«, sos­tu­vo Mu­ku­ria Mwan­gi, fun­da­dor de la es­cue­la Ja­si­ri Mu­gu­mo en Nai­ro­bi.

Mwan­gi, quien in­vi­ta a Gat­hu y Kiu­na a ha­blar a los ni­ños de la es­cue­la, dijo  que la edu­ca­ción en Ke­nia hace por es­ti­mu­lar la in­no­va­ción.

«La invención no es una disciplina que nace en nuestras escuelas, pero la innovación es lo que impulsará el futuro», afir­mó Mwan­gi.

Otros desa­fíos como la fal­ta de fon­dos im­pi­den que la in­no­va­ción co­bre re­le­van­cia en el país de Áfri­ca Orien­tal, como se re­fle­ja con los nu­me­ro­sos in­ven­tos que acu­mu­lan pol­vo en el la­bo­ra­to­rio de Gat­hu y Kiu­na.

«Te­ne­mos mu­chas otras ideas que po­de­mos ha­cer co­mer­cial­men­te via­bles, pero ca­re­ce­mos de re­cur­sos y apo­yo«, la­men­tó Gat­hu.

Imágenes e información brindadas por https://noticiasncc.com/

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