Tras una inspección realizada este 1 de septiembre en la planta de Zaporiyia, el jefe del OIEA declaró que “se ha violado la integridad física de la central”. Unas palabras que no fueron del gusto de Kiev.
La “integridad física de la central nuclear ucraniana” de Zaporiyia, ocupada por las tropas rusas, ha sido “violada repetidamente”, dijo este jueves el director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OEIA), Rafael Grossi, tras inspeccionar la instalación. “Es algo que no puede seguir ocurriendo”, prosiguió.
Añadió que los miembros del organismo “permanecerán varios días” en la planta: “Hay un grupo que estará allí hasta el domingo o el lunes para continuar la evaluación”, precisó.
“Pudimos reunir mucha información en esas pocas horas. Vi lo principal que necesitaba ver”, dijo asimismo Rafael Grossi. “Vimos el dedicado trabajo del personal y de la dirección”, agregó, subrayando que el personal ucraniano seguía trabajando con profesionalidad, a pesar de las difíciles circunstancias.
Kiev denuncia la cautela del OIEA
Pero la prudencia de las declaraciones de Grossi no ha gustado nada a las autoridades ucranianas, informa nuestro corresponsal en Kiev, Stéphane Siohan. En el discurso que pronuncia cada noche, Volodimir Zelenski no se anduvo con rodeos.
Celebró la buena voluntad del OIEA, pero fue muy mordaz con Rafael Grossi, al que acusó de haber sido “paseado” por los rusos. El jefe de Estado ucraniano, especialmente irritado, acusó a los ocupantes rusos de no haber permitido a los periodistas ucranianos e internacionales entrar en Energodar.
Por último, Zelenski pareció enfadado con Rafael Grossi por no haber sido lo suficientemente claro, al no mencionar públicamente la necesidad de desmilitarizar la central, aunque los dos hombres habían acordado este punto en Kiev.
“Cobardes, poco profesionales”
El jueves por la noche, Mijailo Podoliak, uno de los asesores más cercanos al presidente ucraniano, se desahogó en una entrevista. Declaró que las instituciones internacionales y las misiones de mediación le parecían extremadamente ineficaces, “cobardes, poco profesionales”, y que nunca habían estado en condiciones de trabajar en situaciones extremas. Esto, dijo, se aplica no sólo al OIEA, sino también a la ONU, a Amnistía Internacional y a la Cruz Roja Internacional.
Situada en la localidad de Enerhodar, a unos 120 kilómetros de la ciudad de Zaporizhia de la que toma su nombre, la central nuclear visitada por los inspectores del OIEA cayó bajo control ruso a principios de marzo, pero sigue siendo operada por técnicos ucranianos. La zona que rodea a la central es objeto de recurrentes bombardeos, de los que se culpan mutuamente rusos y ucranianos.
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