¿Has notado que hay muchos más incidentes en los que alguien pierde los estribos y se torna violento? Por ejemplo, como pasajeros fuera de control en un vuelo o conductores manejando con ira…
Christine Porath, profesora del McDonough School of Business de la Universidad de Georgetown, dice que este comportamiento forma parte de una “era de incivilización”.
Y en el ambiente laboral ocurre lo mismo.
La mala educación y el comportamiento incívico en los puestos de trabajo están a la orden del día, y de hecho no han dejado de aumentar en los últimos 20 años.
Porath lleva 20 años entrevistado a decenas de miles de trabajadores a lo largo y ancho del mundo sobre cómo les tratan en sus respectivos empleos, y la inmensa mayoría de ellos (alrededor del 98%) confiesa que en alguna ocasión ha sido víctima de la mala educación.
Porath ha escrito dos libros sobre los malos modos en los puestos de trabajo. Es la autora de Mastering Civility: A Manifesto for the Workplace (“Dominar el civismo: un manifiesto para los lugares de trabajo”), y coautora junto con Christine Pearson de The Cost of Bad Behavior (“El costo del mal comportamiento”).
Porque, tal y como Porath asegura a BBC Mundo, la rudeza, la grosería y la falta de civismo se cobran un alto precio. No sólo afectan negativamente a la salud física y mental de los empleados que lo padecen, sino que también les cuesta dinero a las empresas.
¿La mala educación va en aumento o, por el contrario, estamos mejorando?
Desgraciadamente, creo que está empeorando. Esa ha sido al menos la tendencia durante los últimos 20 años, el tiempo que llevo investigando sobre este asunto.
Desde que recopilo los datos, la mala educación lamentablemente va en aumento.
¿A qué atribuyes ese incremento de la rudeza y la grosería?
Probablemente se deba en buena medida a todo el estrés que sufrimos. Cuando en nuestros estudios le preguntamos a la gente por qué es grosera, la razón principal que aducen es que se sienten estresados, abrumados. Y a eso se añade que por ejemplo en Estados Unidos tenemos muchos malos ejemplos en la política, mucha tensión en torno a la política.
La pandemia además ha agravado las cosas, porque hay personas que están realmente muy quemadas por tener que trabajar más.
Pero la pandemia también ha provocado un auge del trabajo online. ¿No ha hecho eso descender el nivel de mala educación en el trabajo?
Creo que, en general, las personas ven más negatividad y descortesía incluso cuando trabajan online.
Sabemos por nuestros estudios que mucha gente se muestra negativa a causa de la pandemia, y eso está provocando que numerosas personas estén actuando mal: no se muestran tan atentas como antes, no rinden tanto como solían hacerlo.
Esa negatividad tendemos a transmitirla a los demás, de un modo que no necesariamente es intencionado. Es sólo que estamos asimilando esta situación y eso nos afecta de un modo en el que quizás no nos demos cuenta.
¿Has encontrado diferencias entre hombres y mujeres?
Hemos visto que tanto los hombres como las mujeres son groseros o pueden llegar a ser groseros. Pero lo que hemos descubierto es que hay un desarrollo diferente ante la mala educación según el género.
Las mujeres, por lo general, tienden a buscar apoyo fuera del lugar de trabajo y no actúan con reciprocidad. Eso no significa que no se desquiten, pero a menudo esperan el momento adecuado para hacerlo y con frecuencia lo hacen de manera más sutil o en formas pasivo-agresivas. En otras palabras, la reacción de las mujeres no es tan directa.
Sin embargo los hombres habitualmente actúan de manera similar a como lo hacen los niños varones en el patio de recreo, donde los enfrentamientos suelen ser bastante rápidos y bastante directos, y no necesariamente físicos. Eso conduce muchas veces a una espiral en la que se reacciona recíprocamente y en la que incluso se intenta empañar la palabra de la otra persona.
No es que los hombres se sientan cómodos tomando represalias o respondiendo de esa manera. Es más similar al tipo de diferencias entre niños y niñas de edades tempranas que algunos investigadores han encontrado en el patio de recreo, y nosotros hemos hallado un patrón parecido en los lugares de trabajo.