Culiacán, Sin.- La discusión sobre si el fenómeno conocido como Revolución Mexicana en verdad una revolución, una revuelta o una rebelión, fue analizada la tarde de este martes, en el último conversatorio del ciclo Triálogos: Rituales, lenguajes, prácticas 3 de 3, esta vez con el tema Revuelta, rebelión, revolución, en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario del Instituto Sinaloense de Cultura.
En esta edición, la última de este año, a propósito del aniversario de la Revolución Mexicana, participaron Félix Brito Rodríguez y Ricardo Arredondo Yucupicio, con la presencia de Adalberto García Santana como moderador, organizado por la Dirección de Patrimonio del ISIC.
Brito Rodríguez comentó que sobre el río de sangre que fue la Revolución Mexicana, se ha escrito un rio de tinta y cada generación de estudiosos se ha reformulado lo que significó este acontecimiento desde un inicio, como una revolución institucional, nacionalista y agraria, hasta pasar a un revisionismo que plantea que fue no una revolución sino varias revoluciones que se desarrollaron en distintas regiones.
Por lo mismo, plantean, no fue lo mismo la revolución en Sonora que en Yucatán, o en Sinaloa, donde inició hasta en enero de 1911 con los primeros levantamientos, o que hubo una revolución agraria de Zapata en el sur, obrera en el norte y en Sinaloa es minero dicen algunos.
Posteriormente, dijo, se analizó desde otras perspectivas distintas de una historia de la revolución a partir de lo cultural, con autores que hablan del arco en la formación del estado mexicano, y una visión que se retrotrae en el pasado para hablarnos de las transformaciones que se van suscitando gradualmente en México desde las reformar borbónicas.
A su vez, Arredondo Yucupicio dijo que, para poder dimensionar el fenómeno político social de 1910, como una revolución tal cual, habría que poner las fronteras semánticas de qué entendemos como revolución y esto lo ha hecho mucha gente, pero convergen en la idea de que es una transformación profunda. Revolución es una metáfora astronómica que se transforma después en una idea política, pero que proviene del latín, que significa “volver al lugar de inicio”, tomada de la astronomía, y que la filosofía política retoma para explicar transformaciones abruptas en la política, y adquiere sus características modernas con la revolución Francesa, en 1789.