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“La vida es un carnaval”: la desoladora historia de uno de los éxitos que inmortalizó a Celia Cruz

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Ese fatídico día, el compositor Víctor Daniel no estaba en su país.

Estaba en Venezuela, donde veía con dolor las imágenes que transmitía la televisión.

A las 9:53 de la mañana había estallado un carro bomba que destruyó el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), el principal centro de la comunidad judía en Buenos Aires.

Era el 18 de julio de 1994 y había ocurrido el peor atentado en la historia de Argentina: 85 personas murieron y centenares resultaron heridas.

El músico, que se encontraba trabajando en Caracas, recuerda unas palabras que lo marcaron profundamente, tanto que sintió un afán por crear una canción.

Que en la vida no hay nadie solo, siempre hay alguien

“Es una satisfacción muy grande que en muchos países se conozca como la obra latina más optimista por el mensaje de su letra”, señala el músico.

“Es una canción que habla de la esperanza, del amor, que todo el mundo tiene que saber que las penas se van cantando, que nadie está solo en el mundo”.

El autor señala que en su pieza también tomó en cuenta “lo que estaba pasando en ese momento en Colombia con las guerrillas”.

Dos años después

Aunque el compositor grabó la canción con la intención de lanzarla en Venezuela con una orquesta, prefirió no hacerlo.

“Tomé la decisión de guardarla porque necesitaba otra voz, una con experiencia, que pudiese representar ese tipo de letra”.

Víctor Daniel con una chaqueta color mostaza toma un micrófono y mira a la cámara

Fuente de la imagen,Cortesía: Star Music USA

Pie de foto,Víctor Daniel ha trabajado con artistas de diferentes países de América Latina.

Pasaron dos años y Daniel tuvo una reunión con uno de los miembros del equipo de Cruz.

“Me dijo: ‘maestro estoy necesitando una obra especial para Celia’ y me acordé de esa canción que había compuesto y grabado en una maqueta muy importante”.

La compartió con ese productor y así llegó a manos de la artista.

“Esa fue la primera etapa de mi comunicación con Celia. Me pareció muy bonita la oportunidad y un honor que Celia pudiera grabarme esa obra”.

“¿Qué voy a hacer yo con esa introducción?”

Y llegó el momento de conversar con la estrella.

“Celia estaba un poquito renuente por las trompetas que yo había puesto al comienzo, las trompetas de 16 compases del hook americano, que es conocido en todo el mundo”.

Celia Cruz, con una peluca blanca y azul y un vestido azul intenso, mientras canta con un micrófono en la mano

Ella me decía: ‘Maestro, ¿qué voy a hacer yo con esa introducción?’ y yo le dije: ‘Celia tú puedes bailar, cantar, decir ¡azúcar!, etcétera, pero las trompetas son parte de la canción y no quiero suprimirlas”.

“La alegría fue mía cuando me dice: ‘Maestro, nos vemos en el estudio’ y ahí fue cuando se grabó ‘La vida es un carnaval’ tal cual como yo la había creado”.

“Me sentí muy halagado, pero también tengo que reconocer que al comienzo me decía: ‘Maestro, me está quitando de la guaracha’ y yo le decía: ‘Celia, hay muchos mercados nuevos que están esperando conocer más de tu trabajo y me parece que es una buena idea hacer esto juntos y lograr, si Dios quiere, que se conozca la canción”.

Para Daniel, oír a Cruz interpretar “La vida es un carnaval” fue como “tocar el cielo con los dedos, me sentí muy halagado que una leyenda grabara mi canción”.

“Colombia necesita fe”

Omer Pardillo, quien es el albacea de los bienes y el legado de Cruz, fue el manager personal de la artista.

Recuerda que cuando le llegó la canción a Celia, “eran tiempos difíciles en Latinoamérica, especialmente en Colombia, que estaba viviendo momentos muy turbulentos”, le cuenta a BBC Mundo.

“Colombia era un país que ella visitaba muchísimo y dijo: ‘Oye, esta canción es perfecta para Colombia’. En el término personal de Celia, ella la grabó pensando en los momentos que vivía Colombia”.

“Dijo: ‘Colombia, un país tan lindo, necesita en estos momentos mucha fe, mucha alegría’. Su inspiración para grabarla fue Colombia”.

Omer Pardillo abrazando a Pedro Knight y a Celia Cruz

Fuente de la imagen,Cortesía: Omer Pardillo

Pie de foto,“Fuera del escenario, Celia era muy maternal, muy preocupada por sus amigos, por el entorno familiar”, cuenta Pardillo.

La canción se convirtió nada más y nada menos que en el disco de la Feria de Cali de 1998.

“Fue una locura la recepción de la canción por parte del público”, recuerda Daniel.

En plena feria, un grupo de periodistas de distintos medios de comunicación rodearon entusiasmados a la cantante y le hicieron varias preguntas sobre el tema, como muestra una grabación del Noticiero 90 Minutos, de Colombia.

Además de expresar cuán “feliz” y “agradecida” estaba por la acogida que había tenido entre los organizadores y el público, dijo que no pensó que pegaría tanto.

Para ella el mensaje clave de la canción era que “la gente sea alegre, que sobre todo haya mucho amor porque, en realidad, no nos queremos y que piensen que es verdad, que la vida es un carnaval, que no la echemos a perder con guerras, con drogas, con desamor”.

“No te suelta”

Pardillo cuenta que la canción también contó con “la magia y los arreglos musicales de Isidro (Infante)”, el premiado productor y músico puertorriqueño.

“Celia siempre iba a Colombia dos o tres veces al año, pero después de ‘La vida es un carnaval’, llegamos a ir 19 veces solo en 1999”.

Celia Cruz, con vestido azul claro brillante, sonríe y abre los brazos mientras canta

Fuente de la imagen,KMazur/WireImage/Getty Images.  

“‘Quimbara’, ‘Bemba Colorá’ y, en los últimos años de su vida, ‘La vida es un carnaval’, que se volvió como un himno. Era una canción que tenía que cantar dos o tres veces en el mismo concierto porque la gente se la volvía pedir”.

“Esas fueron las canciones que no pudo quitar de su repertorio. Solía cerrar con la ‘Bemba Colorá’, pero en los últimos años fue ‘La vida es un carnaval'”.

Y no solo cautivó al público, sino a los expertos.

En 2021, la revista Rolling Stone actualizó su famosa lista de las “500 mejores canciones de todos los tiempos”.

Para ese ranking, la publicación estadounidense convocó a más de 250 artistas, músicos, productores, críticos y periodistas de la industria.

En la posición 439 ubicaron a Cruz con “La vida es un carnaval”, que -señaló la revista- “se convirtió en un himno vivificante para el público y marcó un impresionante acto final de su formidable carrera”.

“No lo podía creer nadie”

Uno de los recuerdos más bonitos que Daniel guarda es de una de las presentaciones de Cruz en el teatro Gran Rex de Buenos Aires.

“Esta noche les tengo dos sorpresas. Aquí está el maestro Víctor Daniel, creador de ‘La vida es un carnaval'”, recuerda que la artista les anunció a los asistentes.

“La gente empezó a aplaudir, me hizo subir al escenario y dijo: ‘Pero la sorpresa más importante es que el maestro es argentino como ustedes’. No lo podía creer nadie, porque ella cuando presentaba esta canción decía que esa canción era más cubana que todas las cubanas”.

Celia Cruz, con un elegante vestido negro y tacones, de pie

 

 

Si bien no fuimos amigos íntimos, los momentos que compartimos fueron muy hermosos y de mucha admiración y respeto”.

El músico tampoco se imaginó el éxito que alcanzaría su canción.

“No encuentro palabras para decirte con exactitud lo que significa para un compositor que su obra sea cantada en todas partes del mundo, es lo máximo a lo que uno puede aspirar”.

No solo le emociona que la canten en otros idiomas, sino que la entonen hinchas en los estadios, presas que cumplen cadenas perpetuas o niños en las escuelas.

“Me da mucha alegría dejar ese legado para las nuevas generaciones, obviamente se lo tengo que agradecer a Celia profundamente”.

Su mensaje de “paz y esperanza” -dice- se “mantiene actual”.

Hasta el final

El 16 de julio de 2003, “la reina de la salsa” murió de cáncer en Estados Unidos.

Miles y miles de personas salieron a las calles de Miami y de Nueva York para despedirla en un funeral que se extendió varios días.

Pedro Knight (segundo a la izquierda), en la Catedral de San Patricio junto al ataúd de Celia Cruz, el cual está cubierto con un manto blanco. También se observan a la cantante Patti Labelle (en el centro) y al entonces alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg

Fuente de la imagen,Pool Photographer/WireImage/Getty Images

Pie de foto,Pedro Knight (segundo a la izquierda), en la Catedral de San Patricio, durante el último servicio religioso en honor a su esposa, Celia Cruz. La cantante Patti Labelle (en el centro) cantó el “Ave María”.
La nave principal de la Catedral de San Patricio con dos filas llenas de asistentes

Su ataúd fue trasladado en una carroza y llevado a la imponente catedral de San Patricio, en la Quinta Avenida de Manhattan.

Allí, desde el púlpito el cantante puertorriqueño Víctor Manuelle le rindió un emotivo homenaje, en el que le cantó a capela “La vida es un carnaval” y terminó con una improvisación al mejor estilo de los soneros caribeños.

“Hay que vivir”

Pardillo comenzó a trabajar con Cruz cuando tenía 17 años y lo hizo “hasta el último día que estuvo entre nosotros”.

A principios de los años 90, había iniciado una pasantía en la compañía disquera RMM, que había firmado a Cruz.

Su relación laboral con la cantante se estrechó y cuando ella decidió separarse de ese sello, lo nombró su representante.

“Fuera del escenario, Celia era muy maternal, muy preocupada por sus amigos, por el entorno familiar, muy humilde, detrás de todo ese torbellino de alegría, de color, había una mujer muy centrada que hablaba en un tono muy bajito”.

“Yo siempre le decía: ‘Celia, usted lo negativo lo convierte en positivo’. Y es que a una situación negativa intentaba verle el lado positivo, trataba de excusar a todo el mundo”.

“Su teoría de vida era muy bonita, decía: ‘cuando la gente viene a mi concierto, esa hora y media, esas dos horas, que están conmigo se olvidan de los problemas, de las enfermedades, de lo malo que esté pasando, disfrutan'”.

Se entregaba “con el alma” al público.

En una entrevista con Radio Panamericana, de Perú, la cantante dijo que era importante proponerse hacer la vida un carnaval.

“Cuando nosotros empezamos con el pesimismo, que esto y lo otro, la hacemos un infierno, pero sí (la vida) es un carnaval y es muy corta. Hay que vivir”.

Parte de su fórmula era sonreír, no hacerle daño a nadie, pensar positivamente, no guardar rencores y aceptar a la gente como es.

“Y no te pelees con nadie”.

Información: BBC

 

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