Las mu­ta­cio­nes de los vi­rus y el pa­pel que jue­gan en una pan­de­mia

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Las pandemias son parte de nuestra historia; desde que la humanidad empezó a organizarse en sociedad y a crear núcleos de personas que compartían un mismo territorio, aparecieron las enfermedades contagiosas. Este tipo de enfermedades son producidas por bacterias, virus, hongos y parásitos.

Cabe aclarar que no todos los virus y los microorganismos nos enferman. La mayoría convive cordialmente con nuestra naturaleza. Unos cuantos pertenecen a la lista de causantes de las pandemias, brotes infecciosos de alcance mundial.

La viruela es causada por el virus variola, cuya afectación en los seres humanos se conoce desde hace por lo menos 10,000 años. Esta enfermedad se expandió de manera muy importante en tierras mesoamericanas con la llegada de los españoles, afectando terriblemente a la población indígena, ya que sus organismos no tenían defensas para la nueva enfermedad.

Esta fue la primera pandemia traída a América hace 500 años. También en el viejo mundo la viruela ocasionó grandes estragos, tan solo durante el siglo XVIII causó la muerte de alrededor de 400,000 europeos cada año.

En épocas más recientes, la llamada “gripe española”, ocasionada por una virulenta cepa del virus de la influenza A (H1N1), se extendió rápidamente por todo el mundo, dejando millones de muertes.

Otra de las pandemias más graves surgidas en el siglo XX es la del virus de inmunodeficiencia humana, el VIH, causante del sida.

Durante el siglo XXI han surgido alrededor de 12 pandemias, de las cuales por lo menos diez son causadas por algún virus, entre las que destacan la del síndrome respiratorio agudo severo (SARS); chikungunya; influenza (AH1N1); síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), ébola, zika y COVID-19 (SARS-CoV-2).

Virus peligrosos

Los virus son “cápsulas” de material genético que necesitan de un hospedero para reproducirse, es decir, requieren de la célula de un ser vivo donde alojarse: puede ser la célula de un animal, una planta o una bacteria.

Una vez que el virus se encuentra en el interior de la célula huésped, se adueña de ciertas proteínas y de la maquinaria química de la célula para poder hacer copias de él mismo muy rápidamente, explica la doctora Rocio Tirado Mendoza, académica del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM.

El material genético de algunos virus está formado por moléculas de ADN (ácido desoxirribonucleico) como el virus causante de la viruela, la hepatitis B y la varicela, por mencionar algunos. Mientras que otros poseen material genético formado por ARN (ácido ribonucleico), por ejemplo, el virus causante del sarampión, el VIH o sida, la COVID-19 y la neumonía, entre otros.

Sus mutaciones

El genoma de los virus contiene la información sobre las características particulares de cada uno, entre ellas, algunas tan importantes como las especies a las que pueden infectar, su modo de transmisión o su interacción con los mecanismos de defensa celulares.

  • Debido a que los virus contienen material genético están expuestos a cambiar, es decir a mutar.

Una mutación es un cambio en la secuencia del ADN o del ARN, ya que cada vez que se replican haciendo copias de sí mismos, se van generando “errores” en su genoma que se traspasan a las siguientes generaciones.

En general, estos cambios o “errores” no tienen mucha importancia, pero en ocasiones el virus tiene la suerte de mutar de tal manera que afecta positivamente su capacidad de adaptarse y replicarse.

Cuando esto sucede, el mutante es favorecido y se esparce rápidamente en la población. Esto es lo que se conoce como la selección natural de un organismo. Dicho mecanismo es particularmente preocupante en virus que generan enfermedades graves, ya que una mutación podría fortalecerlo, aunque también podría debilitarlo. Por este motivo, los científicos están siempre atentos a la capacidad mutante de los virus.

La doctora Tirado explica que una diferencia importante entre los virus de ADN y los de ARN es que en los primeros existe un mecanismo que corrige los errores en la copia del genoma, por lo que mutan con poca frecuencia.

Mientras que los virus de ARN no cuentan con este mecanismo, por lo que su tasa de mutación es muy elevada y son más difíciles de controlar, como es el caso del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), del ébola y los coronavirus causantes de síndromes respiratorios graves como el SARS, el MERS o COVID-19.

Las mutaciones del SARS-CoV-2

El SARS-CoV-2, causante de la COVID-19 es un tipo de virus que muta más lentamente que otros virus de ARN. Sin embargo, afirma la investigadora, se han detectado diversas mutaciones del virus original. Ocasionalmente una mutación puede mejorar la capacidad infectiva del virus como sucedió con algunas de las variantes del SARS-CoV-2.

La buena noticia, añade la especialista, es que una mayor capacidad de transmisión no se ha asociado hasta el momento a severidad de la enfermedad.

La eficiencia de transmisión también se asocia con la forma en que el virus se transmite entre la población y la vía aérea es altamente eficiente, y por supuesto, la susceptibilidad de la población. Estos estos factores contribuyen a la aparición de nuevas variantes.

Hasta ahora, las variantes del SARS-CoV-2 que han causado preocupación debido a la rapidez de su transmisión son la británica (B.1.1.7), la sudafricana (B.1.351), la brasileña (P.1), la india (B.1.617) y la andina (C.37), denominadas así por el lugar donde primero se detectaron y ahora nombradas Alfa, Beta, Gamma, Delta y Lambda, según el nuevo sistema de clasificación de la OMS basado en las letras del alfabeto griego.

La doctora Rocio Tirado dice que las vacunas desarrolladas hasta ahora siguen siendo efectivas para estas mutaciones y hace énfasis en que la vacuna contra la COVID-19 es la mayor esperanza que se tiene para controlar la pandemia.

Algunas de las pandemias más letales de la historia moderna

La gripe española (1918-1919) causó la muerte de entre 50 y 100 millones de personas.

El VIH/SIDA desde su aparición (1976) ha matado a 36 millones de personas.

La gripe asiática (1956-1958) produjo 2 millones de muertes.

El síndrome respiratorio agudo grave (SRAS) causó la muerte de 774 personas (2003).

Influenza H1N1 (2009-2010) causó la muerte de más de 18 mil personas.

Ébola 11 mil 300 decesos. El brote epidémico en África (2014-2016) ha sido el más extenso.

Covid-19. La cifra oficial de defunciones, hasta el 16 de junio de 2021, es de 3.8 millones en el mundo. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) acepta que la cifra pudiera triplicarse.

Consulta la nota original aquí: https://ciencia.unam.mx/leer/1128/coronavirus-las-mutaciones-de-los-virus-y-el-papel-que-juegan-en-una-pandemia 

Imágenes información brindadas por https://noticiasncc.com/

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