Entra en vigor el plan del gobierno español para moderar el aire acondicionado y la calefacción en comercios, edificios culturales y estaciones de transporte, en el marco de los esfuerzos de la Unión Europea para limitar las importaciones de gas ruso. RFI conversó con españoles sobre las medidas.
Las medidas, ya implementadas desde mayo para dependencias públicas y que empezarán a regir en una semana, se aplican en “espacios comerciales y culturales, grandes almacenes, y (…) aeropuertos y estaciones de trenes o autobuses”, indicó la Transición Ecológica, Teresa Ribera Ribera.
“En estos inmuebles se deberá mantener la calefacción en invierno como máximo a 19 grados y en verano como mínimo a 27 grados centígrados”, anunció en rueda de prensa tras un consejo de ministros.
Los escaparates de las tiendas tendrán que apagarse a las 10 de la noche, así como la iluminación de monumentos, dijo la ministra.
Dentro de este “Plan de ahorro y gestión energética”, los comercios que estén climatizados “deberán disponer de cierres automáticos en las puertas de acceso para impedir que se queden abiertas permanentemente, con el consiguiente despilfarro por pérdidas de energía al exterior”, señaló un comunicado del Ministerio.
Los españoles están reaccionando de muy diferentes formas a las medidas de ahorro energético. Algunos las acogen con indiferencia, porque piensan que servirán para muy poco. Otros, sin embargo, se muestran más receptivos, a pesar de que la reducción del aire acondicionado en casi todos los sitios, ha entrado en vigor cuando España enfrenta la ola de calor más intensa de su historia.
RFI recabó el testimonio de varios ciudadanos en bares y centros comerciales.
“Aquí en el centro no se está mal”, opina un hombre al micrófono de RFI. “Es algo lógico, porque viendo la falta crisis energética que hay, es necesario buscar medidas de ahorro de alguna manera”, se muestra comprensivo otro madrileño.
“Que yo lo tengo a 27 de siempre”
Por el contrario, otros tantos se muestran en desacuerdo con las medidas. “Creo que no están pensadas para todo el mundo. Hay en ciertos sitios que no podemos estar a 27°C. Es imposible, nos morimos de calor”, asegura una mujer.
Mientras, algunos encargados de bares responden que ya tenían regulado el aire acondicionado desde hace tiempo.
“Que yo lo tengo a 27 de siempre, no de ahora porque lo haya dicho el señor Pedro [Sánchez, presidente del gobierno de España], sino que la tengo siempre a esa temperatura porque si no, con la temperatura más baja ya no para y está todo el día andando”, dice un encargado con la satisfacción de haberse anticipado a las nuevas normativas.
Habrá que esperar en cualquier caso para saber si estas medidas calan verdaderamente entre una población que se muestra muy dividida sobre la manera de hacer frente al encarecimiento del gas y la electricidad.
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