Decenas de miles de extrabajadores aseguran que son estériles debido a un pesticida utilizado por empresas estadounidenses en plantaciones de banano en América Latina en la década de 1970.
Estados Unidos restringió y luego prohibió el uso de ese producto en su territorio continental debido a los riesgos para la salud, pero los trabajadores de América Central y América del Sur continuaron expuestos al pesticida. Grace Livingstone investigó en Panamá la lucha de décadas de los trabajadores por obtener justicia.
Isabel Coba Mojica tenía 16 años cuando consiguió trabajo en una plantación bananera en la provincia de Chiriquí en Panamá.
Cuando comenzó a trabajar allí en 1967, la plantación estaba a cargo de una subsidiaria del gigante estadounidense United Fruit Company, la empresa que desde entonces cambió su nombre a Chiquita Brands International.
Coba esperaba formar una familia con su novia, pero ella no quedó embarazada. Finalmente la pareja se separó y él conoció a otra mujer, pero su nueva pareja tampoco pudo concebir.
Tres años después de iniciar su trabajo en la plantación, donde permaneció 25 años, Coba buscó atención médica. Un doctor analizó su esperma y le dijo que no podía tener hijos.
“No podía creerlo. Me volví loco, no creía que valiera la pena seguir viviendo. Sentía tristeza y un sentimiento de pérdida”, recuerda.
Coba no fue el único trabajador bananero que experimentó problemas médicos.
Rafael Martínez González trabajó en dos plantaciones de banano administradas por United Fruit en Panamá.
Tres años después de comenzar a trabajar, la esposa de Martínez tuvo un aborto espontáneo cuando tenía seis meses de embarazo. La pareja nunca logró concebir otro bebé.