“No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza”, decía el poeta argentino Juan Gelman.
Sin embargo, en el mundo hay alrededor de 281 millones de migrantes internacionales (el 3,6 % de la población), según los datos de 2020 de la ONU.
Hay quienes emigran porque así lo desean, pero también quienes se ven obligados a ello. A finales de 2019, las personas desplazadas a la fuerza eran más de 79,5 millones según ACNUR.
Sea algo elegido o no, los migrantes, con las raíces a miles de kilómetros, puede que nos sintamos como decía Gelman: como una “planta monstruosa”. Y habrá circunstancias en nuestra llegada a destino que suavizarán esa condición o la empeorarán.
En la frontera entre la salud mental y el trastorno
El psiquiatara español Joseba Achotegui trabaja con temas relacionados con migración en la Asociación Mundial de Psiquiatría, de la que es secretario. A partir de 2002 empezó a ver que algo cambiaba. “Se cerraron las fronteras, empezaron políticas más duras contra la migración, la gente dejó de tener acceso a papeles, había una enorme lucha por la supervivencia”, cuenta a BBC Mundo.
Y esto se reflejó en cómo acudían los pacientes a su consulta: “Estaban indefensos, asustados, sin poder salir adelante”.
En concreto, vio que muchos migrantes que viven situaciones difìciles presentaban “un cuadro reactivo de estrés muy intenso, crónico y múltiple”.
Achotegui le puso nombre: Síndrome de Ulises.
Aclara el psiquiatra que esto no es una patología, ya que “el estrés y el duelo son cosas normales en la vida”, pero sí remarca la peculiaridad del síndrome que deja al migrante, de nuevo, en la frontera. Pero esta vez entre la salud mental y el trastono.
Duelo migratorio vs. síndrome de Ulises
Normalmente asociamos la palabra “duelo” al sentimiento tras las muerte de un ser querido. Los psicólogos lo relacionan con cualquier pérdida que tenga el ser humano, como dejar un trabajo, la separación de una pareja o cambios en nuestro cuerpo.
“Cada vez que experimentamos un pérdida, tenemos que acostumbrarnos a vivir sin eso que teníamos y adaptarnos a la nueva situación. Es decir, hay que elaborar un duelo”, explica la psicóloga experta en duelo migratorio Celia Arroyo.
Así, el duelo migratorio está asociado a este gran cambio en la vida de una persona. Pero tiene características que lo hacen especial, ya que es un duelo “parcial, recurrente y múltiple”.
Imágenes e información brindadas por https://www.bbc.com/mundo