El Departamento de Energía de Estados Unidos anunció un «avance científico mayor» en el campo de la fusión nuclear.
Desde hace décadas, los científicos buscan generar energía con este mecanismo, que tiene varias ventajas: no genera CO2, produce menos desechos radiactivos que la energía nuclear conocida hasta ahora, y no conlleva riesgos de accidentes.
La energía de las estrellas
La fusión difiere de la fisión nuclear, la técnica utilizada actualmente en las centrales nucleares que consiste en romper las uniones de núcleos atómicos para liberar energía.
La fusión es el proceso inverso: implica fusionar dos núcleos livianos (de hidrógeno por ejemplo), para crear uno pesado (de helio), y eso también libera energía.
Es el proceso que se produce en estrellas como el Sol.
«Controlar la fuente de energía de las estrellas es el mayor desafío tecnológico de la humanidad«, escribió en Twitter el físico Arthur Turrell, autor del libro «The Star Builders».
Métodos distintos
La fusión solo es posible calentando materiales a temperaturas extremadamente altas, de más de 100 millones de grados celsius.
«Hay que encontrar mecanismos para aislar esa materia extremadamente caliente de todo lo que podría enfriarla», explicó Erik Lefebvre, jefe de proyecto de la Comisión de Energía Atómica (CEA) de Francia.
Desde hace décadas, los científicos buscan lograr que la energía producida por la fusión nuclear supere a la utilizada para provocar la reacción.
Se trata de demostrar que es posible obtener una «ganancia neta de energía», una etapa crucial que entusiasma a muchos científicos en el mundo.
Pero «el camino es muy largo aún» antes de «una demostración a escala industrial y comercialmente viable», advierte Erik Lefebvre, para quien esos proyectos requieren aún 20 o 30 años de trabajo.
¿Por qué el esfuerzo?
Al contrario que la fisión, la fusión no conlleva riesgos de accidente nuclear. Si hay algún fallo del sistema, la reacción simplemente se detiene, explica Lefebvre.
Además, la fusión produce menos desechos radiactivos que los que generan las centrales actuales. Y no produce gases de efecto invernadero.
«Es una fuente de energía totalmente descarbonizada, que genera pocos residuos, y que es intrínsecamente muy segura» por lo que sería «una solución de futuro para los problemas energéticos a escala global», resume Lefebvre.
Debido a su estado de desarrollo, no representa una solución inmediata a la crisis climática y a la necesidad de transición rápida de energías fósiles.
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