Culiacán, Sinaloa | La migración internacional sigue siendo una constante en Sinaloa. Según el Anuario de Migración y Remesas 2025 de BBVA y CONAPO, en 2024 se estimó que más de 38 mil sinaloenses residían en Estados Unidos de forma temporal o permanente, en su mayoría por motivos laborales.
El perfil más común del migrante sinaloense corresponde a personas de entre 28 y 45 años, donde predomina el sector masculino con el 65%. Sin embargo, el número de mujeres que emigran ha crecido de manera constante en los últimos cinco años.
Entre esas historias está la de Rubén Azúa, quien, a sus 55 años, comparte una vida marcada por el trabajo y el amor profundo por su tierra natal.
Un viajero en el corazón
Rubén trabajó más de diez años como taxista en Las Vegas, donde, según narra, tuvo contacto con personas de todo el mundo y una oportunidad invaluable para conocer distintas culturas. Esa experiencia lo llevó a reflexionar sobre su propia identidad.
“Los seres humanos somos un mundo. No hay nadie más ni nadie menos. Todos buscamos ser felices a nuestra manera, nadie puede ser mas que nadie”. expresó en entrevista con Radio Sinaloa.
En sus años como taxista, recuerda un encuentro que lo marcó: un pasajero que, por una avería en su automóvil, terminó pasando la noche en el pueblo natal de Rubén, Tacuichamona. Años después, el viajero le confesó que fueron las vacaciones más bonitas de su vida, y que él y su familia llevaban 20 años regresando al mismo lugar.
”Yo me considero más viajero que turista, entonces vivo soñando en mi trabajo traigo un libro de viajes pues la gente antes pero esto no ha sido desde acá sino desde muy pequeño”.
El regreso a casa y los retos de salud
Hoy, Rubén vive nuevamente en Sinaloa. Aunque enfrenta complicaciones de salud relacionadas con la diabetes, mantiene una actitud positiva y una fuerte voluntad de aprendizaje.
“Estoy aprendiendo a tratar con esta enfermedad. Tal vez sea un poco tarde porque ya hay consecuencias, pero algo se puede hacer. Yo tengo la neuropatía cuando ya los nervios están muy muertos los de los pies, pero los doctores dicen que tuve que tener 10, 15 o 20 años de diabetes antes y pues regularmente no me los traté”.
A pesar de las limitaciones físicas, su mente sigue viajando: en su día a día, Rubén disfruta leer libros sobre distintas culturas y destinos.
Su historia es reflejo de una realidad compartida por miles de sinaloenses que, aunque se alejan de su tierra, nunca se desconectan emocionalmente de ella.
Un fenómeno en dos direcciones
De acuerdo con datos del INEGI, ha aumentado el número de sinaloenses mayores de 60 años que deciden regresar voluntariamente a México, en muchos casos por motivos de salud o reunificación familiar.
Las experiencias de vida como la de Rubén Azúa evidencian que los kilómetros recorridos no importan ante el amor hacia la cultura propia.