“Creo que la regla que más funciona es una reelección inmediata o no tener reelecciones, si se quiere garantizar una estabilidad institucional fuerte y una mejor calidad de la democracia”, dice Kenneth Bunker, analista de Politico Tech Global (PTG). Y es el que debate sobre este mecanismo volvió surgir con fuerza luego que el actual presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunciara hace algunos días que volvería a postularse al cargo.
Hace poco más de un año, el 3 de septiembre de 2021, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de El Salvador, emitió un fallo, ampliamente debatido, en el que abre la puerta a los presidentes de ese país a poder acceder a la reelección consecutiva, permitiendo a Bukele optar por un segundo mandato. Este fallo vino a revertir otra decisión del Supremo en 2014, que prohibía una reelección presidencial en los diez años posteriores a quien se encontrara en el poder.
“En lo personal creo que la historia política salvadoreña tiene suficientes ejemplos de cómo la continuidad de un jefe de Estado por más de un período en el poder supone serios riesgos para la democracia y los derechos de las personas. La evidencia muestra cómo ello casi siempre supone mayor concentración de poderes en la figura del presidente, menos transparencia y rendición de cuentas y, además, la inclinación de perpetuarse indefinidamente en el poder”, señala José Marinero, presidente de la Fundación Democracia, Transparencia y Justicia (DTJ) de El Salvador.
Asimismo, reitera que la reelección consecutiva en su país está “prohibida”, y que, “de conformidad con nuestra Constitución vigente y a la jurisprudencia constitucional, Bukele no puede reelegirse sino hasta 2034”.
Dos países con reelección indefinida
En Latinoamérica son cinco los países que, en base a lo que dice su Constitución, la reelección presidencial está prohibida: Colombia, Guatemala, Honduras, México y Paraguay. Sin contar a El Salvador, las naciones que permiten una reelección inmediata corresponden a los países de Argentina, Brasil, República Dominicana, Ecuador y Bolivia. Respecto a este último país, el expresidente Evo Morales intentó en 2019 cambiar esta norma a través del Tribunal Constitucional, luego que, en una consulta ciudadana, los bolivianos desecharan la posibilidad de que el entonces mandatario se postulara por otro período.
Para despejar las dudas sobre este tema, DW conversó con el Doctor en Derecho Constitucional de la Universidad de Navarra, Carlos Hakansson. Según el abogado, Bolivia mantiene un sistema de reelección inmediata, que data en el Artículo 168 de la Constitución de Bolivia que indica que los presidentes “pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua”. Además, toma en consideración un informe de 2020 de la Procuraduría General del Estado de Bolivia que rechaza categóricamente la posibilidad de una reelección indefinida.
Por otro lado, aquellos países en América Latina que permiten una reelección diferida, es decir, que un presidente en ejercicio pueda volver a postularse solo luego de uno o más períodos después de su administración, son Chile, Uruguay, Panamá, Perú y Costa Rica. Mientras que los Estados que permiten una reelección indefinida son actualmente solo dos: Venezuela y Nicaragua.
Los pro y los contra de la reelección
“Este mecanismo solo es bueno cuando la reelección es de un solo periodo, porque le da la oportunidad al gobernante de desarrollar mejor su propuesta de gestión pública. Pero cuando se convierte en indefinida se corre el riesgo de contar con gestiones de gobierno que ya se encuentran agotadas y con gestiones no exitosas”, dice el politólogo Jesús Castillo Molleda, Socio Director de @polianalitica, desde Venezuela.
Analizando el caso de su país que cuenta con reelección indefinida, el experto señala que “quienes logran ganar las elecciones, lo hacen porque cuentan con mecanismos de estructuras políticas bien consolidadas para la movilización del voto y usan recursos públicos. Son muy poco los casos en Venezuela en dónde realmente un gobernante es reelecto, por haber realizado una buena gestión de gobierno”.
El analista de PTG, Kenneth Bunker, se muestra partidario más de una continuidad de ideas, que de una continuidad de personas. “No hay muchos casos en que termina bien”, dice. Y agrega además, que otro problema de América Latina es la “informalidad con respecto a cómo funciona la sucesión en el poder”. En ese sentido, afirma que “el problema es que hay mucho poder de los partidos políticos y no importa, necesariamente, si hay reelección o no, porque finalmente son los mismos los que están gobernando, como le ha pasado a Argentina con los Kirchner”.