El Primer Ministro ruso, Mijaíl Mishustin, ha firmado un decreto sobre la creación de una cadena de tiendas destinadas estrictamente a los diplomáticos y que ofrecen bienes de consumo libres de impuestos. Una iniciativa que nos trae recuerdos de la Unión Soviética.
Es el regreso de las tiendasBeriozka , escribe el periódico Kommersant. Todavía no conocemos su futuro nombre, pero el concepto nos resulta familiar. La cadena Beriozka apareció en la URSS en los años 60 en Ucrania, Bielorrusia y Rusia. Ya reservada a los diplomáticos, se podían comprar coches, ropa, aparatos electrónicos, alcohol, tabaco y cosméticos, todo ello de mejor calidad y mucho más variado que lo que se podía encontrar en las tiendas ordinarias.
¿Para qué y por qué ahora? En la prensa rusa se habla de una fuente de divisas para el Estado: los precios se mostrarán en rublos, dólares y euros.
En las columnas de Kommersant, un consultor político hace otro análisis: “Una parte de la élite ha sufrido las sanciones, y con estas tiendas tendrá acceso a productos extranjeros. En unas condiciones en las que las oportunidades de compra en Occidente son complicadas, los que pueden comprar allí también pueden marcar su estatus social”. A finales de mes se abrirán dos tiendas de este tipo, una en la capital rusa, Moscú, y otra en San Petersburgo.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Industria y Comercio ha autorizado la importación “paralela” (es decir, un bien importado sin la autorización del titular de la propiedad intelectual) de perfumes y cosméticos de las marcas Lancôme, Redken, Yves Saint Laurent, Helena Rubinstein, Valentino, Giorgio Armani, Kérastase, así como de productos químicos y piezas de recambio para automóviles, la lista incluye Castrol, Liqui Moly y Datsun, entre otros.
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