Italia | Los museos Vaticanos desvelaron la versión restaurada del famoso Apolo del Belvedere, una escultura emblemática del siglo II. La restauración de esta estatua de mármol de 2,24 metros, considerada la quinta esencia de la belleza y el arte, costó unos 280 mil dólares.
Gracias al trabajo colectivo de expertos e ingenieros y a la inserción de un soporte trasero de fibra de carbono anclado en la base, la estatua fue estabilizada tras casi cinco años de trabajo con tecnología de punta.
“El principal reto en mi opinión ha sido la valentía, el coraje de afrontar y cerrar un ícono tan importante para nuestros museos. La pandemia obligó a cerrarlo durante mucho tiempo, pero también el coraje de tomar decisiones que claramente no eran invasivas para la obra, pero que también implicaban mucho tiempo y, por tanto, la idea de mantener la obra no visible para los visitantes durante tanto tiempo”, contó Bárbara Jetta, directora de los Museos Vaticanos.
La estatua fue descubierta en Roma 1489 entre las ruinas de una antigua domus y fue llevada al Vaticano por el Papa Julio II. En realidad, es una réplica realizada en un taller de copistas de bronce elaborada en Grecia alrededor del año 330 a.C., atribuida a Leochares, uno de los artistas más famosos de su época.
Los restauradores también sustituyeron la mano izquierda del dios Apolo por un molde extraído de la “mano de Baia”, es decir, el fragmento de una copia de yeso realizada en época romana de la estatua griega original.
“La arqueóloga decidió sustituir la mano, algo que ya no hacemos habitualmente y nos atrevimos a hacerlo. La arqueóloga Claudia Valeri pidió opinión a toda una serie de arqueólogos de renombre mundial y todos dieron su aprobación y eso para nosotros fue la certeza de que íbamos por buen camino”, relató Guy Devreux.
La versión restaurada de la estatua de Apolo del Belvedere fue presentada el martes al público entre aplausos en el Museo Pío-Clementino.
Con información de NCC