Un ba­llet ja­po­nés usa desechos de plás­ti­co para crear su ves­tua­rio

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This photo taken on January 7, 2023 shows US ballet dancer and guest star Julian MacKay taking part in the dress rehearsal for the "PET Bottle Labyrinth", one half of an innovative two-part performance by the K-BALLET dance company entitled "Plastic" to highlight the issue of plastic pollution, at the Kanagawa Arts Theatre in Yokohama, south of Tokyo. - "Plastic", a new production by renowned Japanese company K-BALLET, aims to draw attention to a global pollution crisis through some unusual set and wardrobe design (Photo by Richard A. Brooks / AFP) / TO GO WITH JAPAN-CULTURE-BALLET-ENVIRONMENT-PLASTIC,FEATURE BY KATIE FORSTER - TO GO WITH Japan-culture-ballet-environment-plastic,FEATURE by Katie FORSTER

Los tra­jes fu­tu­ris­tas de los bai­la­ri­nes bri­llan bajo los pro­yec­to­res. Hace ape­nas dos me­ses, eran simplemente bo­te­llas de plás­ti­co aban­do­na­das en la ba­su­ra de To­kio.

Los bai­la­ri­nes del es­pec­tácu­lo «Plas­tic», se mue­ven en la es­ce­na con tu­tús crea­dos a par­tir de em­pa­ques de bur­bu­ja. Du­ran­te el es­pec­tácu­lo, usan pa­ra­guas trans­pa­ren­tes que ha­bían sido aban­do­na­dos y gi­ran con gra­cia en­tre gigantescos muros de botellas recicladas.

La com­pa­ñía ja­po­ne­sa K-BALLET, pre­sen­tó su es­pec­tácu­lo a inicios de enero cer­ca de To­kio, pro­ta­go­ni­za­do por el bai­la­rín es­tre­lla es­ta­dou­ni­den­se Ju­lian Ma­cKay, de la com­pa­ñía ale­ma­na Ba­va­rian Sta­te Ba­llet de Mú­nich.

Para la re­pre­sen­ta­ción, la com­pa­ñía ja­po­ne­sa usó más de 10.000 bo­te­llas de plás­ti­co.

Un problema abordado desde la danza

La can­ti­dad de desechos plás­ti­cos en el mun­do se du­pli­có en 20 años y solo un 9% se re­ci­cla, se­gún la Or­ga­ni­za­ción para la Coope­ra­ción y el Desa­rro­llo Eco­nó­mi­co (OCDE). Las Na­cio­nes Uni­das cal­cu­la ade­más, que la can­ti­dad de plás­ti­co ti­ra­do en los océa­nos se multiplicará por tres para 2040.

«El enor­me pro­ble­ma de la con­ta­mi­na­ción por plás­ti­co, no ha­bía sido abor­da­do por el mun­do de la dan­za has­ta aho­ra«, afir­mó MacKay, de 25 años. El bai­la­rín cree que las ar­tes es­cé­ni­cas pue­den sen­si­bi­li­zar a la po­bla­ción.

«Cuando tomas el ballet o la danza y lo mezclas con el reciclaje o el ‘upcy­clin­g’ [su­pra­rre­ci­cla­je], con­si­gues que la gen­te pien­se: ‘¿Qué más pue­do ha­cer?‘», agre­gó.

¿Cómo inició todo?

En no­viem­bre, el pro­duc­tor del ba­llet, Tai­ju Ta­kano, re­co­rrió el ba­rrio de Ha­ra­ju­ku jun­to al es­ce­nó­gra­fo Nao­ya Sa­ka­ta. Lo an­te­rior, con la idea de bus­car los fu­tu­ros ac­ce­so­rios para su es­pec­tácu­lo, así que em­pe­za­ron a buscar en los botes de basura del ba­rrio, fa­mo­so por la moda que inun­da sus ca­lles.

La com­pa­ñía se aso­ció con una em­pre­sa de tra­ta­mien­to de re­si­duos, Shi­rai Eco Cen­ter, cu­yas bo­te­llas re­ci­cla­das se usa­ron para es­cri­bir un gi­gan­tes­co men­sa­je so­bre el es­ce­na­rio.

Sa­ka­ta afir­ma que se dio cuen­ta de que la can­ti­dad de plás­ti­co que se ti­ra­ba cada día era «cho­can­te».

El plás­ti­co de un solo uso es un gran pro­ble­ma en Ja­pón, don­de los ali­men­tos -in­clui­do la fru­ta- suelen estar empaquetados individualmente.

Los ja­po­ne­ses pro­du­cen, sin em­bar­go, me­nos desechos plás­ti­cos que la me­dia de los paí­ses eu­ro­peos miem­bros de la OCDE y tres veces menos que los estadounidenses, se­gún esta or­ga­ni­za­ción in­ter­na­cio­nal.

El ar­chi­pié­la­go, re­co­ge y re­ci­cla tam­bién más plás­ti­co que mu­chos otros paí­ses, aun­que a me­nu­do se tra­ta de un «re­ci­cla­do tér­mi­co», en el que los re­si­duos son in­ci­ne­ra­dos para pro­du­cir ener­gía.

Belleza «casi celeste» –

Tai­ju Ta­kano, de 27 años, ex­pli­ca que algunos elementos del ballet «Plas­tic» recuer­dan ideas tra­di­cio­na­les ja­po­ne­sas so­bre du­ra­bi­li­dad, como la pa­la­bra ‘mottainai’, [que] describe hasta qué punto es una pena desperdiciar» cosas.

En el pa­sa­do, se pen­sa­ba que el es­pí­ri­tu de un ob­je­to mal­tra­ta­do y desecha­do «vol­ve­ría para ator­men­tar­nos», afir­mó.

Ma­cKay, por su par­te, ase­gu­ra que hay «una cier­ta be­lle­za cuan­do las lu­ces atra­vie­san es­tas bo­te­llas, creando algo que parece casi celeste«.

K-BA­LLET desea con­ser­var los tra­jes y ac­ce­so­rios por lo me­nos un año con la es­pe­ran­za de pre­sen­tar nue­va­men­te su es­pec­tácu­lo. Después, lo reciclará todo.

«Es­tos bai­la­ri­nes que po­nen de re­lie­ve el pro­ble­ma de los re­si­duos plás­ti­cos me hi­cie­ron dar cuen­ta de que tam­bién era mi pro­ble­ma«, de­cla­ró  Ayu­mi Ki­sa­ki, una ac­triz de 30 años.

Imágenes e información brindadas por https://noticiasncc.com/

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