Culiacán, Sin.- La historia de Zoé Rangel es un testimonio profundo de fortaleza, amor y resiliencia. Madre de Leonardo Daniel, de 15 años, y Adam Haziel, de 13, ambos con autismo, Zoé ha enfrentado cada obstáculo con una sonrisa y la determinación de darles a sus hijos la mejor calidad de vida posible.
Los primeros años estuvieron llenos de dudas, visitas médicas y diagnósticos inciertos, hasta que finalmente, en Culiacán, recibieron la confirmación: ambos niños vivían con autismo.
“Leo cumple cuatro años, ahí yo sigo con terapias de lenguaje y yo ya había visto entre tres o cuatro doctores y ninguno me decía en sí autismo. Cuando ya nace Adam y cumple los dos años y Leo ya tenía cuatro Adam empieza con lo mismo”.

Desde entonces, Zoé se ha convertido en una madre que ha buscado nuevas formas de apoyar el desarrollo de sus hijos y de hacer frente a los retos que implica criar en una sociedad que dice, aún tiene mucho que aprender sobre la inclusión.
“Incluso ya salían y ya había estas conductas de ansiedad, de frustración en los que nos enfrentamos mucho a las miradas que la gente no sabe”.
Una de las experiencias que marcaron su vida fue cuando Leonardo comenzó a presentar problemas en la piel. Ante la falta de resultados médicos, Zoé decidió elaborar jabones artesanales naturales, descubriendo no solo una solución para su hijo, sino también una nueva pasión.
Hoy, esa iniciativa se ha transformado en un emprendimiento familiar, donde junto a otras madres de niños con discapacidad elaboran y venden productos diversos, convirtiendo cada pieza en símbolo de esfuerzo y amor.
“Pues yo con mis hijos habíamos cambiado de ropa, habíamos cambiado de jabón, habíamos cambiado de crema, habíamos cambiado muchas cosas y pues de plano no, el dermatólogo tampoco no sabía por qué regresaba. Al darle una crema de medicina tradicional lleva sus tóxicos, entonces lo curaba unos días y a los días regresaba, entonces por ahí alguien una mamá me dijo búscate el jabón este de caléndula pero artesanal, pues lo encuentro y santo remedio se quitó y le digo a mi esposo creo que aquí hay algo, le dije necesitamos un ingreso extra y si esto va a ser algo que voy a estar necesitando de manera recurrente apóyame, porque mi esposo era el único que trabajaba”.
Zoé reconoce los avances en materia de inclusión y resalta la importancia de que existan mujeres líderes que impulsen políticas con sensibilidad social, menciona a la presidenta Claudia Sheinbaum, a quien considera una voz aliada de las madres que día a día enfrentan desafíos similares al suyo.
“Esto se dio a raíz de que llegó una mujer a ser presidenta, porque ya está viendo el lado de las mamás. Hay una situación muy padre, que a mí me gusta mucho que dijo Claudia Sheinbaum, se acercó una mujer en Tijuana en donde dijo por fin nos voltearon a ver a nosotras. Esa mujer fue una familiar, una amiga allá en Tijuana, porque estamos en las mismas”.
Zoé envía un mensaje lleno de esperanza, pues asegura que se necesita más respeto y menos prejuicios.
Cuenta que en Sinaloa existen múltiples espacios de atención, una información que debería llegar a todos los padres y madres de familia de la entidad.
“Una de las razones aparte del apoyo que nos iba a brindar aquí la familia de mi esposo, fue de que Sinaloa tiene más de 1600 centros para apoyar a los niños con discapacidad, Síndrome de Down, autismo, parálisis, cualquiera, no todas las conocen, no entiendo por qué. Hace falta dar mayor difusión de estos centros que es lo que te ofrecen o sea ponerlo en primera plana, en primera plana es decir sociedad con esto podemos ser mejores, esa debería de ser una primera plana”.
Hoy, sus hijos estudian en escuelas regulares y ella continúa construyendo un camino de amor y superación. Su historia es un recordatorio de que cuando la vida pone pruebas difíciles, el amor de madre puede convertirlas en fuerza, inspiración y luz para los demás.





