La reunión anual de la Sociedad estadounidense de Oncología Clínica (Asco) trajo una serie de buenas noticias sobre tratamientos de diversos tipos de cáncer.
Los médicos presentaron avances en la lucha contra los tumores de pulmón, cerebro, recto y linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta a las células del sistema de defensa.
A continuación, detallamos los cuatro principales estudios divulgados durante el evento.
Cáncer de pulmón: una terapia para prolongar la vida
Los investigadores del Centro Oncológico de Yale (EE UU) demostraron que el fármaco osimertinib -que se utiliza desde hace tres años para personas con un tipo específico de cáncer de pulmón- es capaz de prolongar la supervivencia de los pacientes que han sido sometidos a cirugía para extirpar el tumor.
William Nassib William Jr, oncólogo y líder de la especialidad de tumores torácicos del Grupo Oncoclínicas, explica que este medicamento está indicado para pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas -el tipo más común de la enfermedad en este órgano- que presentan una mutación en un gen llamado EGFR.
Cuando este tumor se diagnostica en sus primeras fases, los médicos suelen realizar una intervención quirúrgica para extirpar el tejido pulmonar afectado. Pero siempre existe la duda: ¿quedan células cancerosas en la zona?
Este es uno de los principales problemas tras la operación, ya que estas microscópicas unidades tumorales pueden crecer con el tiempo y reactivar la enfermedad.
Para evitar este escenario, los oncólogos prescriben los llamados tratamientos adyuvantes, que intentan eliminar aquellas células enfermas que no pueden extirparse mediante cirugía.
En el pasado, el principal método utilizado para hacer este tipo de peinado fino era la quimioterapia. Ahora, han aparecido terapias diana -como el osimertinib- que funcionan como misiles teledirigidos y atacan sólo a moléculas específicas del tumor.
Sin embargo, el uso de estas terapias más modernas requiere un examen que analice el perfil genético del cáncer y las mutaciones que se producen en él.
El osimertinib, por ejemplo, sólo funciona en individuos portadores del gen EGFR alterado, lo que representa entre 15% y 20% de los individuos con cáncer de pulmón no microcítico.
Los resultados sobre este fármaco publicados en revistas científicas mostraron que 85% de los pacientes que cumplía estos criterios y tomó osimertinib sobrevivió hasta cinco años.
En el grupo placebo fue el 73%.
“Esto refuerza la idea de que este fármaco impide que esas células cancerosas microscópicas vuelvan a crecer, o quizá incluso consigue eliminarlas por completo, lo que alarga el tiempo de supervivencia de los pacientes”, analiza William Jr.
El doctor observa que los fármacos más modernos en oncología -como las terapias diana y las inmunoterapias, de las que hablaremos más adelante- se están probando (y aprobando) poco a poco para las fases iniciales y menos agresivas de la enfermedad. Antes estaban restringidas a los estadios avanzados y complicados de la enfermedad.
“Con esto, cada vez hablaremos más no sólo de controlar estos tumores, sino incluso de curarlos”, prevé.
Glioma sin quiomioterapia
El cerebro no sólo está formado por neuronas. El órgano responsable de la memoria y el razonamiento cuenta con células de la glía, esenciales para el funcionamiento y la protección del sistema nervioso central.
El problema es que estas unidades también pueden mutar y convertirse en cáncer. En este caso, la enfermedad se conoce como glioma.
Existe un tipo que tiene características muy particulares. El glioma de bajo grado suele ser lento y menos agresivo: por lo general, el paciente vive años o décadas después del diagnóstico.
“Aún así, tiene un gran impacto debido al hecho de que afecta a personas más jóvenes, ya que aparece alrededor de los 20 años”, afirma Clarissa Baldotto, médica del Comité de Tumores del Sistema Nervioso Central de la Sociedad Brasileña de Oncología Clínica (SBOC).
Esta área de la medicina llevaba años sin novedades y el hecho de que el tumor se desarrolle en el cerebro, una región tan sensible, dificultaba el desarrollo de terapias seguras y eficaces.
Pero esto cambió con la presentación de un estudio que evaluó el vorasidenib, del laboratorio Servier, que también es una terapia dirigida.
Investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (EE.UU.) demostraron que este fármaco reduce un 61% el riesgo de progresión de la enfermedad o de muerte.
Además, el nuevo tratamiento tiene un segundo beneficio. Aplaza la necesidad de recurrir a otros recursos más tóxicos (como la quimio y la radioterapia) para controlar la proliferación de células cancerosas en el cerebro.
Evitar esta toxicidad es aún más relevante en el caso de los gliomas de bajo grado, ya que las principales víctimas de la enfermedad son adultos jóvenes, que sufrirían los efectos secundarios de estos recursos terapéuticos durante muchas décadas.
Baldotto califica los resultados del estudio de “impresionantes”.
“El ensayo clínico también demostró que este fármaco, tomado una vez al día en forma de comprimidos, se tolera muy bien y tiene una baja tasa de efectos secundarios”, añade.
Como en el caso anterior del cáncer de pulmón no microcítico, el paciente con glioma necesita someterse a una prueba para evaluar qué mutaciones presenta el tumor.
Vorasidenib actúa cuando hay una alteración en los genes IDH1 e IDH2.
Cáncer rectal: una forma más de curarlo
Dentro del universo del cáncer colorrectal (que afecta al tramo final del aparato digestivo), los tumores que se originan en el recto representan cerca de un tercio de los casos.
Científicos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center han demostrado que dos estrategias terapéuticas diferentes son capaces de alcanzar un resultado similar: un alto índice de supervivencia e incluso de curación tras cinco años de tratamiento.
En el estudio, una parte de los voluntarios con este tumor avanzado, pero sin metástasis, se sometió a sesiones de quimioterapia y radioterapia. Otra parte, con las mismas características, recurrió sólo a quimioterapia.
A continuación se compararon sus resultados y mostraron un efecto positivo muy similar: alrededor de 80% de los participantes de ambos grupos estaba vivo y libre de la enfermedad en un plazo de cinco años.
“En los últimos años, hemos tenido grandes avances en el tratamiento de esta enfermedad“, destaca el oncólogo Virgílio Souza e Silva, del A.C.Camargo Cancer Center, en Sao Paulo.
En su opinión, los datos presentados “rompen paradigmas establecidos hace 20 años”, pero no significan que se vaya a abandonar por completo la radioterapia.“Algunos individuos seguirán beneficiándose de la radioterapia. Para otros, sólo la quimio será suficiente”, asegura.
Cáncer rectal: una forma más de curarlo
Dentro del universo del cáncer colorrectal (que afecta al tramo final del aparato digestivo), los tumores que se originan en el recto representan cerca de un tercio de los casos.
Científicos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center han demostrado que dos estrategias terapéuticas diferentes son capaces de alcanzar un resultado similar: un alto índice de supervivencia e incluso de curación tras cinco años de tratamiento.
En el estudio, una parte de los voluntarios con este tumor avanzado, pero sin metástasis, se sometió a sesiones de quimioterapia y radioterapia. Otra parte, con las mismas características, recurrió sólo a quimioterapia.
A continuación se compararon sus resultados y mostraron un efecto positivo muy similar: alrededor de 80% de los participantes de ambos grupos estaba vivo y libre de la enfermedad en un plazo de cinco años.
“En los últimos años, hemos tenido grandes avances en el tratamiento de esta enfermedad“, destaca el oncólogo Virgílio Souza e Silva, del A.C.Camargo Cancer Center, en Sao Paulo.
En su opinión, los datos presentados “rompen paradigmas establecidos hace 20 años”, pero no significan que se vaya a abandonar por completo la radioterapia.“Algunos individuos seguirán beneficiándose de la radioterapia. Para otros, sólo la quimio será suficiente”, asegura.
Linfoma de Hodgkin: un cambio en la manera de tratarlo
Este tipo de cáncer afecta a algunas células del sistema de defensa y se manifiesta, sobre todo, en personas jóvenes en la segunda o tercera década de vida.
En los estadios más avanzados de la enfermedad, el tratamiento estándar consiste en sesiones de quimioterapia y un fármaco llamado brentuximab vedotin, de la farmacéutica Takeda.
Expertos del Centro Médico City of Hope, también en EE.UU., decidieron proponer una sustitución en este esquema.
Han probado si brentuximab vedotin puede sustituirse por nivolumab (Bristol Myers Squibb), un tipo de inmunoterapia, clase farmacológica que estimula el sistema inmunitario del propio paciente para que reconozca y ataque a las células cancerosas.
Los datos preliminares de este estudio muestran que 94% de los pacientes que recibió el nuevo esquema terapéutico (nivolumab + quimioterapia) seguía vivo a los 12 meses. Entre los que continuaron con la combinación anterior (brentuximab vedotin + quimio), la tasa fue de 86%.
El hematólogo Guilherme Perini, del Hospital Israelita Albert Einstein, de Sao Paulo, califica el estudio de “histórico” y llama la atención sobre otro aspecto: el trabajo incluyó voluntarios más jóvenes, a partir de 12 años.
Otra ventaja de nivolumab fue la mayor tolerancia de los pacientes a los efectos secundarios.Los propios autores señalan que es necesario observar a ambos grupos durante más tiempo, pero creen que los resultados obtenidos sirven de base para cambiar la forma en que se trata el linfoma de Hodgkin en la actualidad.
Información: https://www.bbc.com/mundo/noticias-65863609