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El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha reconocido que algunos aliados están enviando armas a Ucrania que habían planeado conservar para ellos, algo que al menos él no ve como un problema. “Han reducido sus existencias, pero eso ha sido lo correcto, porque es importante para todos nosotros que Ucrania gane la batalla”, dijo antes de una reunión de ministros de Defensa del Grupo de Contacto de Ucrania liderado por Estados Unidos en Bruselas.
“Si la invasión rusa tuviera éxito”, advirtió Stoltenberg, “hará que el mundo sea más peligroso y también nos hará más vulnerables a futuras agresiones rusas”. Pero, tras reiterar que la OTAN estará del lado de Ucrania “mientras sea necesario”, el secretario general también señaló que “cuanto más se prolongue esta guerra, más importante será que también podamos reponer las reservas de armamento”.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, hace que el hecho de que los aliados proporcionen a sus fuerzas el equipo que necesitan y compensen cualquier posible brecha en sus países suene simple: “Hay que incrementar la fabricación de armas y municiones en Europa para estar siempre preparados para defender nuestro espacio común”. Estos son objetivos que la propia OTAN ha tenido durante mucho tiempo para sus miembros, pero a falta de una guerra cercana, los aliados no se habían apresurado a optimizar la adquisición de armas y lograr una mayor interoperabilidad. La fabricación de armas es un proceso lento, y ahora que los Estados de la OTAN tienen que buscar en sus almacenes artículos para enviar a Ucrania, los gobiernos también están buscando mejores formas de reabastecer esos estantes.
Estonia lo apuesta todo
Algunos aliados no esperan nuevas soluciones para maximizar sus inversiones tanto en Ucrania como en la OTAN. En la actualización del 11 de octubre del “Rastreador de apoyo a Ucrania”, que mantiene al día el Instituto Kiel para la Economía Mundial, los Estados bálticos y Polonia lideran el número de contribuciones en comparación a su Producto Interno Bruto (PIB).
Aún más sorprendente, dijo el expresidente estonio Toomas Ilves, es que su país está gastando más de su PIB en ayudar a Ucrania que lo que muchos aliados de la OTAN gastan en sus propias fuerzas armadas. Ilves le detalló a DW que Estonia envió toda su colección de sistemas de misiles antitanque Javelin a Ucrania.