Tokio empezó este martes (01.11.2022) a emitir certificados de relación a parejas del mismo sexo que viven y trabajan en la capital de Japón, un paso largamente esperado en un país sin matrimonio igualitario.
Esos certificados permiten a las relaciones LGTBQ ser tratadas como parejas casadas para algunos servicios públicos en cuestiones como la vivienda, la medicina o las ayudas sociales.
Más de 200 administraciones locales de Japón han llevado a cabo iniciativas para reconocer las uniones del mismo sexo desde que el distrito tokiota de Shibuya lanzara este sistema en 2015.
Aunque no implica los mismos derechos de un matrimonio, esta medida representa un cambio bienvenido para parejas como Miki y Katie, que durante mucho tiempo no tuvieron prueba oficial de su relación.
“Mi mayor temor era que nos trataran como desconocidos en una emergencia”, dice Miki a la AFP en su casa de Tokio, cuyo frigorífico está decorado con imágenes de esta japonesa de 36 años y su pareja estadounidense de 31.
El viernes por la mañana, 137 parejas habían pedido el certificado, dijo la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike.
Matrimonio igualitario
“Cuanto más gente use estos sistemas de pareja, nuestra comunidad se sentirá con más coraje de hablar a familia y amigos sobre sus relaciones”, confía Miki, que pidió ser mencionada solo con el nombre.
En los últimos años, Japón, dirigido por un partido conservador que abraza los valores familiares tradicionales, dio pequeños pasos hacia la aceptación de la diversidad sexual.
Cada vez más empresas apoyan el matrimonio igualitario y los personajes LGTBQ aparecen más abiertamente en programas de televisión. Un sondeo en 2021 de la televisión NHK mostraba un apoyo del 57 por ciento al matrimonio igualitario, contra un 37 por ciento en contra.
Pero sigue habiendo obstáculos. Un tribunal de Sapporo consideró el año pasado que la ausencia de un matrimonio igualitario legal vulneraba el principio constitucional de igualdad, pero en junio otra corte en Osaka sentenció lo contrario.
El primer ministro de Japón Fumio Kishida fue cauteloso sobre la posibilidad de reconocer a nivel nacional las uniones del mismo sexo.
Aunque bienvenido, el nuevo sistema tiene limitaciones: no reconoce el derecho a herencia y tampoco permite solicitar un visado como pareja en el caso de las relaciones entre nipones y extranjeros.