El Gobierno argentino presentó este martes un «Plan de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático», con el que pretende limitar sus emisiones a un máximo de 349 megatoneladas de dióxido de carbono equivalente para 2030.
«Enfrentar el problema climático es nuestro deber, es un imperativo moral y ético. Si no lo hacemos, seremos cómplices de la degradación del planeta«, manifestó el presidente argentino, Alberto Fernández, en un acto en la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo nacional.
Durante el evento, el mandatario también aprobó la «Estrategia de Desarrollo Resiliente con Bajas Emisiones a Largo Plazo», mediante la que se busca alcanzar la «neutralidad de carbono» en 2050.
Ambos proyectos se piensan sobre la base de las «responsabilidades comunes, pero diferenciadas», puesto que el país suramericano concreta el 0,8 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.
En este contexto, Fernández instó a «seguir trabajando» para concienciar sobre la «trascendencia del cambio climático». Esto debido a que este fenómeno ya impactó en «todo el sistema productivo argentino».
«Tenemos que ser muy firmes en esta lucha y tenemos que dejar de lado cualquier diferencia política y entender que todos tenemos que ir para el mismo lado, porque es dejar de intoxicar la casa en la que vivimos«, aseveró el presidente, quien reconoció las «disputas de intereses» que existen en torno a la cuestión climática.
Líneas de acción
La secretaria de Cambio Climático, Cecilia Nicolini, explicó que el Plan de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático incluye más de 200 medidas establecidas sobre seis líneas de actuación: transición energética, movilidad sostenible, gestión sostenible de sistemas alimentarios y bosques, conservación de la biodiversidad, transición productiva y territorios resilientes.
Según cifras oficiales, Argentina emitió 366 megatoneladas de dióxido de carbono equivalente en 2018, con una participación mayoritaria del sector agroindustrial, que concretó el 40 % de las emisiones totales ese año.