Una modesta exposición en un café de París marcaría los inicios de este aclamado medio de entretenimiento.
Culiacán, Sinaloa | Resulta curioso que, en un principio, la invención del cine fue percibida por sus propios creadores como una mera atracción de carnaval sin mayor uso práctico que ser «una fotografía en movimiento».
En diciembre de 1895, en el sótano del Grand Café en el Boulevard de Capuchinos en París, los hermanos Auguste y Louis Lumiere organizaron la primera sesión pública de cine por pago, reuniendo a una sofisticada audiencia para presentar el cinematógrafo, el primer dispositivo que permitió la toma, proyección copiado de imágenes en movimiento fluido.
Dicha exposición consistió en una serie de cortos documentales con títulos como «Salida de la fabrica Lumiere» o «Llegada de un tren a la estación de la Ciotat», aunque ya habría algunos indicios en la creación de material cómico con «El regador regado».
Pese a que los Lumiere habrían dejado un legado cercano a 500 películas, sería hasta el año 1903 cundo apareció el primer largometraje de ficción con «El Gran Robo al Tren», un western escrito, dirigido y producido por el estadounidense Edin S. Porter. Tras su estreno, dramaturgos escritores de diversas partes del mundo llevarían toda clase de historias a la pantalla a través de diversos movimientos artísticos.
Sería el expresionismo alemán, resultado de la derrota de Alemania en la primera guerra mundial, uno de los más aclamados y estudiados durante la etapa silente del cine. Cintas como «El Gabinete del Doctor Caligari», «Metrópolis» y «Nosferatu: Una Sinfonía de Horror», presentan una realidad distorsionada cuyos personajes rayan en los limites de la locura y cuyos escenarios y edificaciones extravagantes ofrecen un panorama pesadillesco.
En 1927 se estrena «The Jazz Singer», la primera producción e secuencias de audio en su metraje sin requerir de musicalización en vivo.
El cineasta estadounidense Stanley Kubrick decía que una película debía ser como la música: una progresión de ánimos y sentimientos, pues su tema central radica en la emoción generada en el público. Y justo eso es lo que representa el cine en nuestros días: Nos hace reír, llorar, sumergirnos en realidades completamente agenas o mostrarnos la crudesa de nuestro propio mundo.