Yeider lleva cerca de veinte días en España, en la expedición de jóvenes iberoamericanos Vuelta al Mundo, y en su décimo octava jornada este indígena wayú visitó el mayor monumento de época árabe en España, la Alhambra de Granada (sur), lo que le ayudó a «descubrir otra cultura».
El proyecto Vuelta al Mundo, formado por 36 jóvenes iberoamericanos de doce países, arrancó el pasado 21 de julio en Madrid y hasta el 13 de agosto recorre parte de España y Portugal en homenaje al quinto centenario la primera circunnavegación del mundo (1519-1521) liderada por los marinos Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.
Está financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional y auspiciado por entidades como la Secretaría General Iberoamericana o la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas.
De la Alhambra, un conjunto monumental denominado así por sus muros de color rojizo y situado en lo alto de una colina, se tuvo constancia por primera vez en el año 889, pero hasta el siglo XIII con la llegada del primer monarca nazarí, Mohamed I (1238-1273), no se fijaría la residencia real.
Tras la conocida como Reconquista, en 1492 los Reyes Católicos instalaron un convento y luego su nieto Carlos I construyó un palacio.
Patrimonio de la Humanidad desde 1984, el monumento, de unos cuatro kilómetros de recorrido, dejó especialmente impactado a Yeider, indígena wayú de La Guajira (norte de Colombia), quien este lunes también ascenderá al punto más alto de la península ibérica, el Mulhacén (3.479 metros).
«Estuvimos en la Alhambra, es como un castillo, me pareció muy lindo, nunca había visto algo así, es muy grande, tienen muchas especies de plantas que nunca vi en Colombia», declaró a EFE.
Durante la visita, el colombiano, que es la primera vez que sale de su país, aprendió aspectos de la religión musulmana: «es lindo conocer otra religión, porque yo nunca supe de esto».
MÁS OPORTUNIDADES PARA LAS COMUNIDADES INDÍGENAS
Y es que este joven de 18 años no está acostumbrado a muchas de las cosas que le han tocado vivir en esta aventura.
«Nosotros tenemos nuestras costumbres, nuestro idioma, comida… Me ha chocado comer tanto pan todo el rato, pero me estoy acostumbrando», ejemplificó.
Aún así, pesa más «compartir con los compañeros, conocer sus culturas y aprender todo lo que tiene España»: «me parece muy lindo compartir con los organizadores y los compañeros, vivir con ellos cada momento traerá buenos recuerdos».
En la primera ocasión que sale Colombia pide más oportunidades para las comunidades indígenas.
Sus compañeros, procedentes de países como España, México, Ecuador, Chile, Paraguay o Cuba, le preguntan mucho por las costumbres de su comunidad.
«Muchos me han preguntado, yo les he explicado, algunas cosas les han parecido raro, pero la idea es compartirlo con ellos», resaltó.
«Feliz» de que sus costumbres «se den a conocer», reclama que la gente de su comunidad, «muy abandonada en la zona de La Guajira», tenga oportunidades y proyectos «para uno poder sobresalir y enseñar internacionalmente la cultura».
«Me siento feliz de representar a mi cultura, es muy poca gente la que hace esto, salir de Colombia a representar a tu país, es algo muy importante para mí», remachó.
Y con esas ganas de contar lo que es ser wayú al resto del mundo, pero también con la decisión de aprender de otras personas, sigue enfrentando este viaje.
«Estos días se me han dificultado porque no tengo costumbre de bailar o de nadar, nunca me ha gustado, pero con ellos aprendo a compartir esos momentos, eso me queda como recuerdo, cuando piense cuál fue la primera vez que intenté nadar, me acordaré de España», resumió.