La medicina de precisión y la investigación genética enfrentan un enemigo invisible.
Vulnerabilidades críticas
Entre las debilidades, los investigadores identificaron que los biochips utilizados con secuenciadores de ADN son susceptibles a ataques de malware, incluyendo troyanos que pueden hacerse pasar por software legítimo. Un microchip infectado podría filtrar datos sensibles o manipular información genética, introduciendo inexactitudes críticas para diagnósticos médicos e investigación.
Otro riesgo señalado es que los atacantes podrían analizar regiones de ADN “amplificadas” –donde se han creado múltiples copias para investigación– y cruzarlas con bases de datos públicas de genealogía para inferir información personal, vinculando así muestras anónimas con individuos específicos.
“A pesar de su importancia, la ciberbioseguridad sigue siendo una de las disciplinas de investigación más descuidadas y poco comprendidas, y está dejando una brecha crítica en la bioseguridad global”, dijo Anjum.
“Para asegurarnos de que nuestra información de ADN permanezca segura y se utilice solo para el bien, estamos instando a más investigación y colaboración para encontrar formas de mantener segura esta poderosa tecnología”, agregó.
Los investigadores recomiendan soluciones prácticas como protocolos de secuenciación seguros, almacenamiento cifrado y sistemas de detección de anomalías impulsados por IA para crear una base de ciberseguridad más sólida.
Con información de DW