Culiacán, Sinaloa.-Fue en Otatillos, Badiraguato en la Técnica 68, donde Edith Guadalupe Leyva Anaya inició su aventura con gran satisfacción como docente.
La maestra originaria de Culiacán, también compartió sus conocimientos en el municipio de Elota en El Espinal, posteriormente se trasladó a la sindicatura de El Tamarindo en Culiacán y actualmente continúa impartiendo la materia de Español en la colonia El Barrio en la Técnica 64.
Para Edith Leyva ha sido un camino de retos y aprendizajes, compartió que es satisfactorio ver cómo las generaciones de las cual ha sido maestra, en la actualidad ya forman parte de los miles de profesionistas de Sinaloa, lo que la llena de orgullo por haber sido parte de esa formación.
“Para mi ser maestra tiene un significado muy especial, cabe señalar que mi formación académica inicial no es la docencia, fue más adelante que busque especializarme. Es una labor increíble muy bonita, muy satisfactoria crear las nuevas profesiones, mis primeras generaciones en esos momentos ya por ahí anda un ingeniero, un topógrafo, una maestra, un doctor quizás. Esta parte creo es la más satisfactoria”, compartió.
Hoy en su día, Edith compartió que el haber sido maestra rural es una de las experiencias más bonitas y de aprendizaje que la vida le pudo regalar, pues fue el inicio de un camino que sin duda nunca cambiará.
“Sin duda creo que una de mis grandes experiencias y aprendizajes fue ser maestra rural. Mis inicios en la sierra de Badiraguato fueron todo una aventura y cargadas de aprendizaje que hasta la fecha los contamos entre anécdotas de docentes. Nos tocó por allá en el 2014 el huracán Manuel, quedamos varados en el camino nos tocó andar de raite, llegar a la cabecera buscar un camión y llegar a Culiacán fue una odisea y hasta la fecha lo contamos porque veníamos varios colegas de las rancherías cercanas”, compartió.
Expresó que ser maestra no tiene fin ya que es una constante preparación y actualización de conocimientos para brindar a las y los alumnos las herramientas necesarias para su desarrollo y llevar a las nuevas generaciones hacia el aprendizaje que realmente puedan aplicar en la vida diaria. Pues más allá de los conocimientos del aula, lo que importa es que los apliquen en la vida diaria para ser personas de bien y aporten algo positivo a la sociedad, regalando un futuro esperanzador a las nuevas generaciones, culminó la maestra Edith Leyva.
